Carta a un joven católico desilusionado
con motivo de la reforma legal para regular el consumo lúdico de la cannabis, mejor conocida como marihuana
El pasado 26 de junio se conmemoró el Día Internacional de la lucha contra el Uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, y en meses pasados fue noticia nacional el hecho de que la mayoría de los diputados federales aprobaran la legalización de un mayor consumo de la marihuana con fines recreativos. En estos días la Suprema Corte está discutiendo sobre la inconstitucionalidad sobre la prohibición de su uso lúdico y recreativo… En mi opinión esta disposición aprobada por diputados representa la gran posibilidad de la industria de lucrar a costa de la salud de las personas.
Es momento de encarar el tema con esta nueva generación de jóvenes, y si acaso eres uno de ellos me quiero dirigir expresamente a ti. Es probable que para amigos tuyos no sea tan gravoso o un escándalo la legalización de una droga más (ya el alcohol y el tabaco son sustancias legales que generan adicción); de hecho, uno de los argumentos que más hemos escuchado, es que esto se da en nombre del desarrollo libre de la personalidad tratando de justificar la decisión personal que cada uno puede hacer para consumir o no una sustancia tan polémica como la marihuana u otras drogas duras.
Desde nuestra Fe hay que recordar las palabras evangélicas: “…La Verdad nos hace libres.” (Juan 8: 31,32), es en esa búsqueda incansable de la verdad de las cosas donde podemos entender mejor esta situación; en primer término te invito a conocer los datos científicos de los daños que ocasionan las drogas y en particular la marihuana, afectaciones en muchas ocasiones irreversibles para quienes las consumen de manera habitual y causa de enfermedades graves y afectaciones al sistema inmunológico.
En segundo lugar, quienes buscan minimizar la percepción de los riesgos, habría que preguntarles si han tenido algún caso cercano de una persona con un problema serio de adicción. Preguntarnos ¿a quién beneficia realmente este tipo de disposiciones? y ¿quiénes se ven perjudicados por ellas? Esto incluso puede generar desilusión y enojo con los diputados (aunque todavía falta que se apruebe en el Senado), ya que están permitiendo la utilización de las personas para ser consumidoras de una nueva industria de productos derivados de la mariguana.
Tu como joven creyente, tienes la gran oportunidad de redescubrir tu valor como ser humano creado por Dios a su imagen y semejanza, reconocer que todo aquello que daña a tu ser no puede venir del que nos hizo para el bien. La salud es un don, así lo estamos redimensionando por ejemplo con el tema del Covid, por lo que te invito a reflexionar y a que de manera creativa, evidenciemos el daño que ocasiona el consumo de sustancias como las mencionadas.
El libro del Génesis al describir la creación del hombre dice: …Y los bendijo Dios,y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, (Génesis, 1:28); en este sentido el cuidado del propio cuerpo con estilos de vida saludables, es la primera forma de seguir este mandato, tener una cultura del autocuidado. Saber decir no, tener claros los límites, la percepción de riesgos, informarse de los efectos y consecuencias son el mejor testimonio que puedes dar a tus cercanos.
Comprendo puedes estar triste o confundido por lo que estos legisladores han hecho, pero te digo que lo más importante es este momento es hacer frente a estas circunstancias y ser apóstol de la palabra que da Vida. No es lo mismo que un adulto diga a tus amigos que no fumen o beban, a que tú mismo se los digas y les hagas ver que el consumo no es indispensable para pasarla bien, que la alegría de vivir y de desarrollarse va más allá de pasar un buen rato o probar nuevas experiencias. Tu dignidad y la de cada uno de tus cercanos es la misma, no hay peor cárcel que el no valorarse a sí mismo.
Este tipo de leyes generan nuevos retos para el Estado, retos y gastos enormes para el sector salud que no está preparado para las consecuencias del consumo y, sin duda retos para nuestras familias. Como cristianos hagamos lo que nos corresponde y además exijamos a las autoridades hacer su parte en políticas de prevención, educación en la percepción de riesgos y facilitar los servicios de salud para el tratamiento de adicciones.
Te invito a que superes esta desilusión que nos provoca que haya leyes que afectan a muchos y benefician a pocos, dando un mayor testimonio del agradecimiento a Dios por el don de la vida, la salud y la posibilidad de generar un porvenir esperanzador: con familias más sanas, más alegres, más creativas, libres de ataduras como pueden ser las drogas.
Unidos en el amor de Cristo, tu hermana
Fernanda Rivera
Fundadora de PROCIDS, AC.
Contacto: procids@gmail.com Facebook: PROCIDS