RITO DE LA COMUNIóN

 

Rito de la Comunión

Nos dice la Instrucción General del Misal Romano:

80. “Puesto que la celebración eucarística es el banquete pascual, conviene que, según el mandato del Señor, su Cuerpo y su Sangre sean recibidos como alimento espiritual por los fieles debidamente dispuestos. A esto tienden la fracción y los demás ritos preparatorios, con los que los fieles son conducidos inmediatamente a la Comunión. Institución General del Misal Romano”.

Recibimos a Cristo que se entrega, que se hace nuestra comida y bebida de salvación, comulgamos el amor entregado, para que sea Él nuestra vida; para que, transformándonos en lo que recibimos amemos con su mismo amor, somos lo que recibimos (San Agustín), pasamos a ser lo que comemos (San León). Quien comparte el pan de la Eucaristía ha de estar dispuesto a compartir el pan de la vida, a compartir la vida como pan, a dejarse comer por los hermanos. La Eucaristía es nuestra comida espiritual. El pan y el vino nos alimentan y alegran nuestra vida. Pero Cristo ha querido dársenos el mismo como alimento y alegría espiritual. Y lo ha hecho con un signo que todos entienden: comer pan y beber vino, se nos da como alimento para el camino (viatico) porque sabía que nuestro camino sería difícil. La Palabra de Dios nos dice: Tomad y comed, este es mi cuerpo entregado por vosotros; El que come mi Carne y bebe mi Sangre permanece en mí y yo en él; el que me come vivirá de mi como yo vivo del Padre; el pan que compartimos ¿no es acaso participación en el Cuerpo de Cristo?... La comunión es el objetivo final de la celebración de la Eucaristía: recibir el Cuerpo y la Sangre del Señor, para vivir su misma vida, caminar por su mismo camino, llenarnos de su mismo Espíritu, unirnos a su muerte, compartir su resurrección.

La procesión de quienes se acercan a comulgar es acompañada con un canto, nos dice la Instrucción General del Misal Romano:

86. Mientras el sacerdote toma el Sacramento, se inicia el canto de Comunión, que debe expresar, por la unión de las voces, la unión espiritual de quienes comulgan, manifestar el gozo del corazón y esclarecer mejor la índole “comunitaria” de la procesión para recibir la Eucaristía. El canto se prolonga mientras se distribuye el Sacramento a los fieles. Pero si se ha de tener un himno después de la Comunión, el canto para la Comunión debe ser terminado oportunamente.

Téngase cuidado de que también los cantores puedan comulgar en el momento más conveniente.

87. Para canto de Comunión puede emplearse la antífona del Gradual Romano, con su salmo o sin él, o la antífona con el salmo del Graduale Simplex, o algún otro canto adecuado aprobado por la Conferencia de los Obispos. Lo canta el coro solo, o el coro con el pueblo, o un cantor con el pueblo.

Por otra parte, cuando no hay canto, se puede decir la antífona propuesta en el Misal. La pueden decir los fieles, o sólo algunos de ellos, o un lector, o en último caso el mismo sacerdote, después de haber comulgado, antes de distribuir la Comunión a los fieles.

88. Terminada la distribución de la Comunión, si resulta oportuno, el sacerdote y los fieles oran en silencio por algún intervalo de tiempo. Si se quiere, la asamblea entera también puede cantar un salmo u otro canto de alabanza o un himno.

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Pbro. Juan Manuel Venegas Medina

Dimensión de Música Sagrada