ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA EDUCACIóN DE LOS HIJOS

 

Algunas reflexiones sobre la Educación de los hijos

La primera escuela de educación es la familia.

 

En las diversas culturas, los adultos de la familia conservan una función educativa insustituible. Sin embargo, en muchos contextos, vemos un progresivo debilitamiento del rol educativo de los padres, por la presencia invasiva de los medios de comunicación dentro de la esfera familiar. Éstos  también pueden unir a los miembros de la familia.

Se necesitan espacios y momentos de encuentro para promover la formación y la puesta en común de experiencias entre los miembros de la familia. 

La escuela católica ofrece gran  ayuda a los padres en su deber de educar a los hijos. 

En muchos casos la familia ha sido acusada de autoritarismo, de favoritismo, de conformismo y de represión afectiva.

Hoy el pacto educativo está roto. Hay una brecha entre familia y sociedad, entre familia y escuela. La alianza educativa de la sociedad con la familia ha entrado en crisis porque se ha visto socavada la confianza mutua.

El Papa Francisco nos lleva a reflexionar sobre la difícil situación para los padres de familia  que regresan cansados de trabajar. Muchos sólo ven a sus hijos por la noche. Todavía es más difícil para los padres separados, que han tenido dificultades, y la vida los ha puesto a prueba. Los niños no deben llevar la peor parte de esta separación, ni  ser utilizados como rehenes contra el otro cónyuge. Es necesario que crezcan escuchando que la madre habla bien de su padre y que el padre habla bien de su madre, a pesar de que ya no están juntos. Para los padres separados esto es muy importante y muy difícil, pero lo pueden hacer.

La buena educación familiar es la columna vertebral del humanismo. Su irradiación social permite compensar las heridas y los vacíos de paternidad y maternidad que tocan a los hijos menos afortunados. 

¡Cuántas sorpresas nos ofrece la vida! En el periodo de años de la nuestra, ¡de cuántos cambios hemos sido testigos…! 

Al mirar a nuestros hijos, surge la pregunta: “¿Qué les destinará el futuro…? Cuando tengan mi edad, ¿qué les tocará vivir…?”

Podemos, desde ahora, ofrecerles lo necesario para vivir a la altura de su dignidad y adaptarse a lo que les depare el porvenir.

No olvidemos nunca que, por su natural vocación, la familia se convierte en la primera escuela que educa a la persona.  

Dra. Norma Peschard