El futuro de las Universidades
Muchas instituciones han vuelto la mirada hacia el futuro. Se busca la renovación de las universidades, no sólo para los estudiantes, los académicos y los investigadores, sino también para el entorno social. Renovarlas no significa que pierdan su identidad o cambien de esencia.
La institución universitaria tiene poco más de diez siglos de vida. En su origen, su misión enfatizaba la transmisión de la cultura.
El mundo está cambiando dramáticamente. Surge la emergencia de delinear una educación que responda a los nuevos desafíos. En la actualidad, aproximadamente el 30% de la matrícula en Educación Superior de licenciatura, y el 50% de postgrado se encuentra en instituciones privadas. Consideremos la falta de equidad en las oportunidades. Cuando hablamos de sociedad del conocimiento, se olvida la realidad de quienes quedan excluidos y no logran tener acceso a la escuela, situación que se ha incrementado aún más a partir de la pandemia del Covid-19. Pensar en la Universidad para el futuro es pensar en la Universidad del Sentido, a la que todos puedan acceder.
Aunque las Universidades han cambiado: las tecnologías de comunicación con capacidad de ofrecer sus servicios sin barreras de tiempo ni de fronteras y su desarrollo en un mundo globalizado e interrelacionado que presupone el encuentro en la diversidad, su misión, aunque relativamente nueva, sigue llamada a no perder su esencia.
El papel de los líderes educativos, especialmente en las instituciones universitarias, asume un relieve especial. Para renovar estas instituciones milenarias sin afectar su esencia y sus valores se necesitan personas de gran “liderazgo de cambio”, que motiven e influyan en la comunidad logrando una mayor participación colectiva para la transformación cultural.
Por su naturaleza la Universidad no puede ser ajena a los problemas que vive la sociedad. Está llamada a iluminar en la oscuridad. Las universidades de hoy y del futuro, además motivar el avance del conocimiento, son un motor para el desarrollo social y económico del país, y para el sentido de vida de cada uno de sus miembros.
Pudiera pensarse que diseñar la Universidad del futuro es mera cuestión técnica y pragmática, alejada del debate teleológico sobre sus últimos fines. Para que la Universidad subsista en el futuro, es necesario que no se aleje en la praxis de su esencia y misión: Educar con sentido y para el sentido de vida a través de la búsqueda de la verdad.
Dra. Norma Peschard