Carta a un padre o una madre que se sienten mexicanos
con motivo del Quinto Centenario de la caída de Tenochtitlan
Todos tenemos un origen familiar y de entorno social que nos da identidad, ¿qué significa esto? Que somos parte de lo que nos ha dado nacimiento, ya sea que vivamos en un modelo de familia nuclear donde hay un padre y una madre, o si es monoparental por la razón que sea, además si ese núcleo tiene o no formación religiosa, el lugar donde hemos vivido nuestra primera infancia y los demás años de desarrollo personal, si somos mujeres u hombres, y así, un buen número de rasgos identitarios que podemos citar y que nos hacen ser lo que hoy somos.
Lo mismo sucede en la cuestión cultural por aquéllo que nos identifica como Nación y todos los aspectos que nos hermanan unos con otros, que nos hacen ser lo que hoy somos: mexicanos, esto es la lengua, las costumbres y tradiciones, las creencias religiosas, los símbolos patrios, la gastronomía, y todo lo que nos hace ser y sentirnos unidos por aquellos elementos que nos hermanan. Tan es así, que cualquier connacional que se encuentra fuera de la Patria y que conoce a un paisano, siente naturalmente un vínculo emocional indescriptible.
Es por eso que nuestras raíces mestizas, son las que nos hacen ser y sentirnos mexicanos, recientemente se ha conmemorado los 500 años de la caída de Tenochtitlán; y a partir de ese suceso, se derivó lo que hoy somos, sin entrar en detalles de esa historia ni pretender enfrascarme en una discusión que divida la perspectiva entre perdedores o ganadores, o dejar de señalar abusos y hechos injustificables, me interesa proponerte que reflexionemos juntos en lo que hoy nos identifica, lo que nos hace únicos para el resto del mundo y así resaltar nuestra riqueza cultural y las aportaciones al mundo actual, que como pueblo podemos seguir enriqueciendo nuestro legado.
En este sentido, es indudable la presencia de la Iglesia y su doctrina a lo largo de estos quinientos años tanto en lo religioso como en lo social; gran parte de las obras de compilación de nuestra propia historia la hicieron los misioneros que evangelizaron estas tierras, esta labor de evangelización fue sin duda una lucha permanente por la promoción y defensa de los derechos humanos, se hizo camino al andar y las obras fundantes de ciudades dieron sus frutos con avances en materia hidraúlica, agropecuaria, educativa y muchas grandes obras de asistencia social en favor de grupos vulnerables que fueron impulsadas por sacerdotes como Toribio de Benavente “Motolinía”, Junípero Serra, Tata Vasco, Juan de Zumarraga, así como diversas congregaciones religiosas y muchas mujeres y hombres que desde México han hecho un servicio inestimable para diversas naciones y que a lo largo de estos cinco siglos sería imposible enumerar en este espacio, pero que han dejado cimientos fuertes y una obra civilizatoria sin igual.
Ni españoles ni indígenas, ni conquistadores ni conquistados, hoy todos somos mexicanos y, en este tiempo que nos ha tocado vivir hay que seguir escribiendo nuestra propia historia, reconociendo lo que como generación nos toca hacer, a ti padre o madre de familia que me lees, te invito a no despreciar lo que somos y nos identifica, particularmente es tiempo de dar razones de nuestra fe en el ámbito público, no tener miedo a mostrar lo que la doctrina social cristiana ha aportado y puede seguir aportando a las diversas realidades que vivimos, el Evangelio se ve claramente reflejado en ella y en sintonía, por ello hay que involucrarnos en las cuestiones públicas y generar una vivencia de los valores cristianos en la propia comunidad en la que nos desarrollamos.
Así se lleva México en la piel y a Dios en el alma. Permanezcamos unidos en el amor de Cristo, tu hermana.
Fernanda Rivera
Fundadora de Promoción Ciudadana para el Desarrollo Solidario AC (PROCIDS)
Contacto: procids@gmail.com
Facebook: PROCIDS