LA VERDADERA SOLEMNIDAD

 

La verdadera Solemnidad

La música le confiere solemnidad a la liturgia, pero hay que entender de forma clara a que nos referimos cuando hablamos de "solemnidad", ya que descubrimos un sentido ambiguo a esta expresión. 

- Evoca una celebración espectacular, deslumbrante, llena de esplendor y magnificencia, en la que se quiere dar un matiz de grandiosidad. Esta magnificencia no satisface al hombre de hoy, que busca mas los valores auténticos que la ostentación.
- Solemnidad es sinónimo de "festividad", un grupo de personas, aun procediendo de diversos ambientes sociales, se reúnen en comunidad de fe para celebrar con alegría la fiesta del Señor. 
Esta festividad no está ligada a formas rebuscadas, ni tampoco a la magnificencia de ritos, sino a la autenticidad y alegría de la fiesta. Pongamos mucha atención al número 11 de la Instrucción Musicae Sacrae:

Téngase en cuenta que la verdadera solemnidad de la acción litúrgica no depende tanto de una forma rebuscada de canto o de un desarrollo magnífico de ceremonias, cuanto de aquella celebración digna y religiosa que tiene en cuenta la integridad de la acción litúrgica misma; es decir, la ejecución de todas sus partes según su naturaleza propia. Una forma más rica de canto y un desarrollo más solemne de las ceremonias siguen siendo, sin duda, deseables allí donde se disponga de medios para realizarlos bien; pero todo lo que conduzca a omitir, a cambiar o a realizar indebidamente uno de los elementos de la acción litúrgica sería contrario a su verdadera solemnidad. INSTRUCCIÓN "MUSICAM SACRAM" (1967)

CONDICIONES DE LA VERDADERA SOLEMNIDAD 

El canto no es el único factor de solemnidad en las celebraciones. Exige tres condiciones: 

La acción litúrgica adquiere una forma más noble cuando se realiza con canto. 
Cada uno de los miembros desempeña su función propia. en la justa distribución de los ministerios, se verá la presencia de la Iglesia jerárquica, presente en la celebración. 
El pueblo participa en ella. Todos los elementos integrantes de la solemnidad han de converger hacia la participación consiente y activa del Pueblo de Dios.

113. La acción litúrgica reviste una forma más noble cuando los oficios divinos se celebran solemnemente con canto y en ellos intervienen ministros sagrados y el pueblo participa activamente. SACROSANTUM CONICILIUM

La celebración Solemne, digna y religiosa es la que tiene en cuenta la integridad de la acción litúrgica misma, es decir, la ejecución de todas sus partes según su naturaleza propia. Exige, por tanto: 

Integridad de la acción sagrada, sin que se omita ninguna de sus partes. 
Respeto a cada una de las partes de la celebración. Por ello la iglesia nos enseña que existen niveles de solemnidad según los grados de participación. Y nos pone en un horizonte en el que la solemnidad es relativa a los ritos y a la asamblea que se celebra.

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Pbro. Juan Manuel Venegas Medina

Dimensión de Música Sagrada

Arquidiócesis de Tlalnepantla