Carta a los católicos y personas de buena voluntad llamados a ser luz del mundo en la tribulación
con motivo de los últimos reveses jurídicos a la tutela de la vida del no nacido y el derecho a la objeción de conciencia, por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
Inicié esta semana con la lectura de un pasaje del Evangelio que motiva la reflexión que te quiero compartir hoy, a raíz de los días díficiles que hemos vivido, como se constata con las resoluciones de la Suprema Corte que tienen incongruencias jurídica y graves vacios en el reconocimiento de derechos humanos primigenios como es la Vida del no nacido.
La cita evangélica a la que me refiero es: “Nadie enciende una lámpara para después taparla con algo o ponerla debajo de la cama, sino que la pone en alto para que tengan luz los que entran, de la misma manera no hay nada escondido que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a conocerse y ponerse en claro…” (Lc 8, 16-18)
Dos temas fundamentales como el derecho a la vidad y el derecho a la objeción de conciencia de los médicos y personal de enfermería, los cuales ya hemos comentado en las dos ultimas cartas, ponen de manifiesto la imperante necesidad de nuestra presencia en el ámbito público.
Los argumentos vertidos por la Corte en torno a ellos privilegian “derechos” de las mujeres antes que reconocer derechos fundamentales como el respeto a la Vida de cualquier ser humano, y abre la puerta para que en una confusión de prioridades se utilice a la Mujer como pretexto, para alentar una visión muy parcial e ideologizada, deshumanizando cuestiones eticas y sociales tan relevantes como lo es la situación jurídica del No nacido ¡quien es ignorado por completo!
Ciertamente las mujeres hemos sido y seguimos siendo violentadas de muchas maneras, tan es así que delitos como feminicidio y violencia contra las mujeres son parte de la pandemia de nuestro tiempo. Sin embargo, en aras de buscar sanear estos graves signos de fractura social, se estan acentuando otros al desconocer legalmente derechos fundamentales que existen incluso antes de las leyes o resoluciones de quienes en este momento tienen “la máxima responsabildad de tutelarlos”.
¿Qué hacer ante estos serios dilemas sociales y de conciencia que están enfermando a nuestras comunidades? Seguir el mandato del Evangelio: “Ser luz del mundo”, nuestra convicción irreductible sobre la defensa de la vida debe permear en todos y cada uno de los rinconces de nuestra vida cotidiana, y tiene que ser más visible en los ámbitos comunitarios donde nos desarrollamos: la atención a nuestras familias, la educación, la lucha contra la pobreza, los ambientes labores y, por supuesto, en el diseño e implementación de políticas públicas y el fortalecimiento del marco legal que garantice este derecho en cualquier etapa de la vida de las personas.
La luz que irradie “nuestra lámpara” debe traducirse en más iniciativas sociales que acojan a la mujer embarazada en situación vulnerable o de abandono; en esfuerzos conjuntos para educar a esta nueva generación de jóvenes en el ejercicio de una sexualidad responsable, en una cultura de auto cuidado; debe iluminar a través de la generación de oportunidades para superar las desigualdades que solamente dividen y lastiman, nuestra solidaridad plasamada en acciones concretas para juntos enfrentar los retos de no contar con lo suficiente para encarar la vida cotidiana.
Y, de manera muy puntual, ser más exigentes con las autoridades e instancias responsables en reolver estas realidades que estan siendo ensombrecidas por decisiones egoístas y pragmáticas, con grandes vacíos jurídicos incluso, como las que he referido al principio de esta comunicación.
Y tú ¿dónde estás parado? ¿hacia dónde puedes moverte para iluminar las realidades temporales que tanto nos duelen?
Sigamos unidos en el amor de Cristo y participando de manera más concreta en la generación de un mayor bien común. Seamos la voz de los que aún no tienen voz.
Tu hermana,
Fernanda Rivera
Fundadora de Promoción Ciudadana para el Desarrollo Solidario AC (PROCIDS)
Contacto: procids@gmail.com
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