HOMILÍA EN LA MISA CRISMAL 2023

April 04, 2023


HOMILÍA EN LA MISA CRISMAL 2023

 

«Todos los cristianos, los bautizados, estamos llamados a continuar las huellas, el programa de Jesús, el Maestro, siempre en sinodalidad pastores y laicos»

 

Queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús:

Es un motivo de júbilo para un servidor presidir cada año la “Misa Crismal” aquí en nuestra Catedral Corpus Christi, con ustedes sacerdotes que pertenecen a nuestra Arquidiócesis de Tlalnepantla, y también con sacerdotes de alguna congregación religiosa  que hoy vienen también a renovar las promesas sacerdotales y en sinodalidad dar un signo elocuente a la comunidad eclesial y a la sociedad, de comunión y unidad del presbiterio con su obispo.
En la antífona de entrada de esta celebración se expresan estas  palabras hermosas: «Jesucristo, ha hecho de nosotros, un reino de sacerdotes para su Dios y Padre. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén» (Ap 1,6).

Los saludo con aprecio a ustedes, queridos sacerdotes, a los diáconos permanentes, a las comunidades de religiosos y religiosas, a los seminaristas, a los agentes de pastoral, a los laicos y laicas aquí presentes; saludo a todas personas que a través de las plataformas digitales siguen esta celebración eucarística dentro de las 7 zonas territoriales de nuestra Arquidiócesis; también externo un saludo a todas las personas que están conectadas en diferentes lugares de la República Mexicana y en el extranjero; a todos los bendecimos y oramos por sus necesidades. Hoy quiero pedirles para que nos unamos en oración y pidamos por el presbiterio de Tlalnepantla y por su Arzobispo, para que seamos fieles a los que Dios Nuestro Señor nos pide.

El prefacio de este día nos ayuda a meditar hondamente en el don del sacerdocio ministerial que recibimos y nos dice: «En efecto, Cristo no solo confiere la dignidad del sacerdocio real a todo su pueblo santo, sino que, con especial predilección, elige a algunos de entre los hermanos y, mediante la imposición de las manos, los hace partícipes de su ministerio de salvación, a fin de que renueven, en su nombre, el sacrificio redentor, preparen para tus hijos el banquete pascual, fomenten la caridad en tu pueblo santo, lo alimenten con la Palabra, lo fortifiquen con los sacramentos y, consagrando tu vida a ti y a la salvación de sus hermanos, se esfuercen por reproducir en sí mismos la imagen de Cristo y te den un constante testimonio de fidelidad y de amor.

Hoy es un día de un profundo agradecimiento al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo por habernos concedido la ordenación sacerdotal, no “por nuestros méritos, sino porque Él quiso. Quién de nosotros no va a recordar el día, la hora, el año, el obispo que nos ordenó, quienes estuvieron en la celebración…" seguramente tenemos muchas imágenes en nuestra mente y en nuestro corazón. Hoy pedimos y damos gracias por las personas nos motivaron y acompañaron en nuestra vocación y ya nos han precedido en el camino a la casa del Padre, y por quienes nos han cuidado y siguen acompañados en nuestro ministerio.

En el Evangelio que escuchamos de san Lucas vemos cómo el Espíritu Santo conduce a Jesús a la sinagoga en Nazareth (cfr. Lc 4, 14-21) para que proclame ante el pueblo cuál es la misión que le ha encomendado Dios: «Me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor…»
Todos los cristianos, los bautizados, estamos llamados a continuar las huellas, el programa de Jesús, el Maestro, ciertamente nosotros sacerdotes y obispos con mayor exigencia, pero siempre en sinodalidad pastores y laicos.

En días recientes se nos ha hecho llegar a los obispos la Síntesis de la Fase Continental del Sínodo de la Sinodalidad en América Latina y el Caribe, este proceso sinodal convocado por el Papa Francisco con el tema: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”.
Pienso que el tema de la sinodalidad cada día lo vamos reflexionando y asimilando en nuestra Iglesia Particular, más que un discurso, ha de ser una actitud, una experiencia, un estilo de vida.
En dicho documento (no. 54) se nos dice que la misión evangelizadora de la Iglesia no es otra que dar continuidad a la misión de Jesús, contribuyendo al crecimiento del Reino en el mundo, en especial en las periferias, que deben ser su centro.

La sinodalidad –nos dice el documento (No. 56)– ayuda a que todos los bautizados sean sujetos activos de la misión evangelizadora y a que el Pueblo de Dios camine con una humanidad toda ella peregrinante, en una postura de diálogo y servicio al mundo, en vista a una fraternidad universal. Se señala que “el mundo necesita una ‘Iglesia en salida’ que rechace la división , que vuelva su mirada a la humanidad y le ofrezca, más que una doctrina o una estrategia, una experiencia de salvación, “un desborde del don” que responda al grito de la humanidad y de la naturaleza” (Camex). En la misión evangelizadora los otros no son solo destinatarios, sino también interlocutores, porque los discípulos misioneros se sitúan en una relación horizontal y de comunión con todas las personas de buena voluntad, en quienes actúa el Espíritu de Dios. La sinodalidad lleva a una misionariedad abierta, a la participación y un intercambio sin fronteras.
“La evangelización se realiza mediante el testimonio de la vida personal y comunitaria” (No. 60).

Ahora quiero invitarlos a vivir la Gran Misión Católica 2023, que  es el lanzamiento, la cual tendremos en nuestra Arquidiócesis el 21 de mayo día de la solemnidad de La Ascensión del Señor. El tema será: “Misioneros de la Paz”. En México vivimos momentos difíciles y dramáticos de violencia, de crímenes, de degradación de la dignidad humana, en donde está imperando la cultura de la muerte… y necesitamos hacer algo los católicos en la línea de la vida y de la paz.
El Consejo de Pastoral pronto nos irá dando herramientas para realizar esta Gran Misión; vayamos preparando nuestra mente y nuestro corazón para participar activamente.

Quiero recordarles que estamos en la recta final de la elaboración de nuestro Plan Diocesano de Pastoral, por eso, pongamos en todas las zonas, decanatos y parroquias nuestro máximo interés para que bajo el impulso del Espíritu Santo resulte un plan que responda a las expectativas del Pueblo de Dios.

Hoy mismo serán llevados el santo crisma, el aceite de los catecúmenos y el aceite de los enfermos a cada una de las parroquias de nuestra amada Arquidiócesis, que son bendecidos en esta celebración.

Que nuestra patrona de la Arquidiócesis, la Virgen de los Remedios, nos cuide y proteja para seguir edificando una Iglesia como quiere su Hijo Jesucristo: que sea sinodal y en donde se dé la comunión, la participación y la misión. Amén.


+ José Antonio Fernández Hurtado
Arzobispo de Tlalnepantla