HOMILÍA EN EL XVI DOMINGO ORDINARIO

July 23, 2023


HOMILÍA EN EL XVI DOMINGO ORDINARIO

 

«Dios es misericordioso y paciente, nos tiene infinita paciencia porque quiere nuestra conversión»

 

Muy queridos hermanos, hermanas, en Cristo Jesús:

A ustedes que están aquí en nuestra Catedral y también a los que nos siguen a través de los medios digitales, a todos les deseo la paz del Señor. 

Seguramente recordarán el Evangelio del domingo pasado, la parábola del sembrador. Jesús habla en parábolas, decíamos que una parábola es un género literario que siempre tiene una función didáctica, nos deja una enseñanza, es como una luz que alumbra para descubrir un tesoro escondido, una piedra preciosa escondida.

Sacábamos de conclusión que todos nosotros estamos llamados a dar fruto y fruto en abundancia, porque recordemos que algunos granos cayeron en el camino, otros entre piedras o entre espinas, por diferentes circunstancias, y no dieron fruto, pero la semilla que cayó en tierra buena dio fruto y eso es lo que espera el Señor de cada uno de nosotros, que demos fruto. 

Jesús sigue hoy hablándonos en parábolas, hoy escuchamos la parábola de la cizaña, que es una parábola más amplia, y dos parábolas muy pequeñitas, una es sobre el grano de mostaza y la otra sobre la levadura. Y Jesús plática esta parábola por circunstancias especiales, al final dice: «El que tenga oídos que oiga», que entienda. Pero ciertamente en esta parábola el tema central es descubrir que Dios es paciente.

La primer lectura, que tiene mucha relación con el Evangelio, también nos habla de que Dios es misericordioso y paciente, nos tiene infinita paciencia porque quiere nuestra conversión, quiere que cambiemos aquello que no está bien en nuestra vida.

Por eso esta parábola de la cizaña nos plática cómo sale él a sembrar la semilla, a sembrar el trigo, y cómo va creciendo el trigo, pero de repente también aparece la cizaña. Y ahí tenemos un detalle muy interesante, porque los fariseos pensaban que ellos eran los buenos y los demás, incluso con los que se juntaba Jesús, con los pecadores, con los enfermos, con los leprosos, estaban mal. Entonces la parábola se va desarrollando y le van a decir al sembrador que está saliendo la espiga y la cizaña, que si van a cortar la cizaña. Y Jesús les dice: «No, dejen que crezca, que vaya creciendo, y llegará el tiempo de la cosecha, donde se separe el trigo de la cizaña», es decir, Dios es paciente, espera nuestro cambio.

Podemos decir que es una parábola escatológica, es decir, que nos habla del juicio final. Dios va dando oportunidad al cambio, pero al final habrá un juicio donde se separará el trigo de la cizaña. Entonces por eso hoy vemos que Dios es muy paciente, que Dios es alguien que espera que regresemos al camino adecuado, al camino que Él nos va trazando.

Vemos cómo después les platica sus apóstoles en detalle lo que significa la parábola, porque el sembrador siembra buena semilla, pero llega el maligno y siembra también la cizaña. Y es la historia de cada uno de nosotros, convive entre nosotros el bien y el mal, incluso en nuestra vida, en nuestro corazón, hay veces que también en nuestro corazón hay cizaña y trigo. Pero nosotros creemos en la vida eterna y el Señor verá nuestros actos, nuestras obras, por eso al final dice: «Los segadores son los ángeles, los que van a quitar la cizaña y el trigo». Qué hermoso es que el Señor nos tenga esa paciencia para que nosotros vayamos caminando en nuestra vida.

Y, por otro lado, la parábola del grano de mostaza y de la levadura, cómo se van expandiendo, la levadura se va expandiendo hasta ser un árbol grande o la levadura va haciendo que el pan fermente, y esto quiere decir que el Reino de Dios se va haciendo, se va creando, se va construyendo su Reino.

Una de las conclusiones, también muy bonita, de este domingo es que siempre Dios tiene la última palabra. Parecería que el diablo, que siembra cosas malas, va ganando. porque vemos nosotros la realidad de nuestro mundo, pero al final Dios es el que tiene la última palabra. Entonces, una conclusión que hoy sacamos en cuanto a la persona de Dios es que es paciente, pero ¿qué conclusión sacamos para nosotros? Una característica que debemos tener nosotros es ser tolerantes. ¿Qué le decían los discípulos? «Vamos a quitar la cizaña». A veces nosotros nos fijamos en los demás, pero en nosotros no, no somos tolerantes, señalamos los defectos del hermano, de la hermana, y no vemos los de nosotros mismos, somos duros jueces para con los demás y somos autocomplacientes para nosotros.

Así es que hoy también otra conclusión muy bonita y muy sencilla es que trabajemos la tolerancia para con los demás. Y la última sería que seamos optimistas, que tengamos esperanza, porque a veces nos desanimamos, vemos la situación en el mundo, de violencia, de guerra, de muerte, y a veces decimos ¿qué podemos hacer? Pues el Señor nos invita a que seamos personas de esperanza, que vayamos creciendo, así como el grano de mostaza, que también nosotros, nuestras acciones vayan construyendo el Reino de Dios.

Que seamos hombres y mujeres optimistas, realistas, pero siempre llenos de esperanza. Así sea.


+José Antonio Fernández Hurtado
Arzobispo de Tlalnepantla