HOMILíA EN LA VISITA PASTORAL A LA PARROQUIA DE LA INMACULADA CONCEPCIóN, ZONA IV DECANATO 3

December 31, 1969


HOMILíA EN LA VISITA PASTORAL A LA PARROQUIA DE LA INMACULADA CONCEPCIóN, ZONA IV DECANATO 3

 

“Queremos verte hacer una señal prodigiosa”

Le dicen los escribas y los fariseos a Jesús, como una manera de poder creer en él: “solamente así vamos a creer que tú eres el Mesías, que tú eres el enviado de Dios”. La respuesta de Jesús es contundente, dice a esta generación: “malvada e infiel que está reclamando una señal, no se le dará más que la del profeta Jonás”, que estuvo en la ballena tres días y tres noches, como una parábola que utiliza Jesús y después la Iglesia para hablar de la resurrección, de cómo al tercer día Jesús resucitó. La señal vendrá pues, pero nos será en el momento en que se lo están pidiendo, les baste ahora dice Jesús: como a los habitantes de Nínive “la Palabra” crean en la palabra, les baste ahora como le bastó a la reina del Sur con la sabiduría de Salomón, Palabra y Sabiduría. Esos son los caminos con los cuales nosotros tenemos que conducirnos en la relación de nuestra fe, en la relación con Cristo. Baste para nosotros, la Palabra, baste para nosotros la sabiduría.

El Señor dará sus signos, indudablemente, pero los dará cuando él lo crea conveniente, no cuando nosotros se los exijamos. ¿Quiénes somos nosotros para exigir una señal portentosa a Dios? Somos unos soberbios cuando así procedemos o somos peor todavía como dice Jesús a esta gente “malvados e infieles” esto es lo que nos relata el evangelio de Mateo y quiero contrastarlo a la luz de la página del éxodo que acabamos de escuchar, en donde otro líder como Jesús se presenta, Moisés conduciendo a su pueblo0 ante una situación dramática, han logrado la liberación de Egipto pero, una liberación no garantizada, porque una vez que salen del terror, de esa noche de horror en que murieron los primogénitos de Egipto, por el ángel exterminador, el Faraón y su gente, toman conciencia de que han dejado ir a los esclavos, ––la mano de obra Barata––, y ahora ¿quién les construirá las ciudades?, si ellos eran los que las construían. Y vienen persecuciones, de aquí, detrás de quienes apenas acababan de dejar querer declararse libres, están por un lado llegando los carros de los egipcios y por otro lado, la orilla del mar rojo. Entonces el pueblo siente temor, miedo, y le reclaman a Moisés y le dicen: “para que nos sacaste, nos hubieras dejado en Egipto, hubieran mejores sepulturas que aquí en el desierto”.

Esta escena del libro del éxodo es sumamente pedagógica, primero nos enseña la importancia de tener un líder, un líder confiable, que se pone en manos de Dios para conducir a su comunidad, Moisés, se dirige a Dios y le presenta al Señor la situación y recibe respuesta: “no temas, manténganse firmes y verán la victoria del Señor, verán la Gloria del Señor” un líder que habla con Dios, que hace oración, que su acción siempre es para poner en práctica lo que de Dios escucha, para actuar conforme al proyecto, al plan que Dios le ha dado, liberar a su pueblo. Y Moisés, recibe esa fortaleza para él como líder, pero, también para su pueblo, que aunque tiene miedo, reniega y se siente ante la muerte, confía que se verán liberados. En esta escena vemos cómo la comunidad no siempre alcanza el nivel de sabiduría, de comprensión para interpretar las realidades y por eso necesita de un liderazgo, por eso necesita de alguien que sea su profeta.

Hoy lo vemos así, clarísimamente, en el Papa Francisco, un liderazgo que habla con una trasparecía, con un realismo, con una honestidad, porque se pone en manos de Dios, porque ora, porque está preocupado por nosotros, porque sabe de nuestros temores, porque nos hace presente en su oración a Dios. Bajo este liderazgo pretendemos seguirlo, los Obispos, los sacerdotes y ustedes los que son también lideres o van a ser guías de pequeñas comunidades o de servicio en las estructuras pastorales. Los liderazgos van de muchos niveles y en muchas instancias y los necesitamos, no todo tiene que venir desde el primer líder, el Papa, o el Obispo, o el Párroco, sino también estos pequeños, pero, importantísimos liderazgos que vamos adquiriendo en le servicio a la comunidad.

Tercer elemento que quiero tomar de esta primera lectura del libro del Éxodo en relación con el evangelio de hoy, Moisés, creyó en la Palabra de Dios, en el envío, le bastó la Palabra, le bastó la sabiduría que dice Jesús que eso se nos dará a todos; que también nos baste a nosotros, que creamos en esa Palabra que leemos, que creamos en ese mensaje de salvación que está en los evangelios. Es nuestra vida, que creamos e interpretemos ayudados con el Magisterio de la Iglesia, con la tradición de la Iglesia de haber sido ya XXI siglos seguidora de este Evangelio.

Que tengamos fe y confianza en nuestra Madre la Iglesia, que nos sintamos parte de ella, que por una parte nos sintamos discípulos y por otra parte nos sintamos maestros. Discípulos para escuchar, maestros para enseñar; discípulos para aprender, maestros para transmitir nuestro testimonio a los demás.

¡Esa es la Iglesia que soñamos. Una Iglesia donde todos somos participes, donde ejercemos nuestro sacerdocio bautismal al servicio de la comunidad. Pidámosle al Señor como les decía antes de la Eucaristía, que nos ayude para transformar nuestra Iglesia en una Iglesia de pequeñas comunidades de discípulos de Cristo, en una Iglesia en salida, en una Iglesia misionera, que dé testimonio de que el Señor resucitado vive en medio de nosotros!

Que así sea.

 

+ Carlos Aguiar Retes
Arzobispo de Tlalnepantla