HOMILíA PREVISTA PARA LA MISA DE APERTURA “CONAJUM”

December 31, 1969


HOMILíA PREVISTA PARA LA MISA DE APERTURA “CONAJUM”

 

Lectura: 1 Timoteo 2, 1-8

Salmo: 66

Evangelio: Mateo 28, 16-20

 

“Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”

Así hemos escuchado en la primera lectura de la carta del apóstol San Pablo a Timoteo. Este trozo es parte de un primer ordenamiento de la comunidad eclesial de finales del siglo I, cuando la Iglesia primitiva empezaba la experiencia de vida de comunidad, cuando necesitaba la segunda generación tener una claridad de cómo vivir esa experiencia. Y descubrimos en esta Lectura cinco puntos que nos ayudan a nuestra reflexión:

El primero: “debemos orar y orar por todos”, especialmente por quienes conducen la política y la sociedad.  Este primer aspecto es para que tomemos conciencia que la acción a través de nosotros en el mundo que Dios quiere hacer, sea siempre conscientemente de nuestra parte, que no somos nosotros sino colaboradores de la acción importante que Dios va haciendo en el mundo, de ahí la necesidad que siempre tendrá la comunidad cristiana de orar. El segundo punto: “con la confianza puesta en nuestro mediador Jesucristo, que con su vida manifestó el camino”, siempre, el criterio fundamental de la vida cristiana es el camino que desarrolló Jesús, para ello se encarnó, para dejarnos un modelo de vida. El tercer punto: “Recordando que quiere que todos se salven, por tanto, la Iglesia de todos los tiempos tendrá que tener siempre las puertas abiertas”, incluso, ir hacia aquellos que no conocen a Cristo para ofrecerles la oportunidad de también obtener la gracia del Espíritu Santo. El cuarto punto es: “que la Iglesia y los apóstoles los dejó Jesús precisamente para enseñar la fe y la verdad”, eso son los objetivos fundamentales, camino de fe y su logro que es conocer la verdad en Jesucristo. Finalmente: “que nuestra oración tiene que ser desde un corazón purificado y reconciliado donde no haya odios ni divisiones”, debemos estar pues, siempre atentos para que nuestro corazón pueda dirigirse a Dios con toda transparencia y honestidad, buscando siempre la reconciliación, la comunión, la unidad.

El evangelio que hemos escuchado de San Mateo, que nos ha sido proclamado, también podemos entresacar cinco puntos para nuestra consideración. El primer punto, es la escena final del evangelio y por ello podemos descubrir que: “el Cristo Histórico y el Resucitado es el mismo”. Ahora, queda plenamente manifiesta la identidad de Jesús y el poder que el Padre le ha dado. El segundo punto: “este poder es el que transmite Jesús a sus discípulos” y tiene la finalidad de incorporar a todos en la comunidad de discípulos de Cristo, de aquí brota la misión, como la transmisión de una experiencia que de testimonio de la presencia de Cristo Señor de la vida y de la Historia. El tercer punto es: “que el lugar de la cita que hace Jesús a sus discípulos es Galilea”, con ello nos manifiesta que una  y otra vez hay que comenzar de nuevo en Galilea, es decir, encontrarnos con Cristo, releyendo el ministerio que ha realizado en Galilea para culminarlo con el encuentro de Cristo resucitado. Encuentro personal y encuentro comunitario, Galilea es el camino que nos conducirá a Cristo vivo. El cuarto punto: “la invitación para asumir la mirada de Jesús”, debemos hacer de nosotros también un hábito de tener esa mirada abierta y amplia con un horizonte universal, con la cual podamos acercarnos a todos los hombres y a todos los pueblos de la tierra, con la confianza puesta en que es Jesús quien nos envía, quien nos acompaña. Finalmente: “tener siempre presente la clara y firme convicción que el mensaje y testimonio que debemos dar es para mostrar a Cristo Camino, Verdad y Vida”

Para terminar, la pregunta es: ¿Qué nos dice ésta Palabra de Dios, que ha sido proclamada, con estos puntos que hemos elegido para nuestra meditación? La Palabra de Dios nos recuerda un desafío permanente: los apóstoles hicieron su misión, edificaron la Iglesia primitiva. La Iglesia a partir de entonces de generación en generación, ha hecho su trabajo. Hoy también una nueva generación de cristianos debe realizar esta transmisión de la fe con conciencia y convicción misionera.

Por ello hoy la Iglesia en México al convocarlos a participar en éste congreso les recuerda ésta vocación y misión, la Iglesia los necesita a ustedes, y al responder positivamente, Jesucristo los abrazará como discípulos y los acompañará fielmente durante toda  su vida, así harán posible la presencia del Reino de Dios entre nosotros, en este mundo de hoy. Aprovechen, pues, este congreso que hoy comienza para tomar conciencia del llamado y para que con plena libertad y conocimiento den su respuesta al Señor Jesús. Que así sea.

 + Carlos Aguiar Retes

Arzobispo de Tlalnepantla