“Oráculo de Balaam, del que escucha la Palabra de Dios y contempla en éxtasis, con los ojos abiertos, la visión del Todopoderoso”
¿Quién es Balaam? No es un miembro del pueblo de Israel, es un hombre que reconocen en todas la regiones aledañas al territorio de Israel como un vidente, alguien que sabe interpretar lo que Dios quiere en medio de las circunstancias. Es llamado por el Rey Balac, de estos reinos cercanos en el medio oriente y quiere tenerlo a su servicio, Balaam se ve forzado y presionado por este rey para hacer este viaje y hablarle en nombre de Dios, pero en lugar de hablar bien de ese rey Balac y de su reino Balaam dice lo que Dios anuncia y no lo traiciona. No obstante esto acarreará el enojo del rey Balac que lo ha contratado. Balaam al hablar: “a la escucha de la Palabra de Dios, con los ojos abiertos”, proclama este bellísimo oráculo en favor del pueblo de Israel, no del rey Balac ni de su pueblo.
“Qué bellas son tus tiendas, Jacob, y tus moradas, Israel. Son como extensos valles, como jardines junto al rio, como áloes que plantó el Señor, como cedros junto a la corriente”. ––Belleza y abundancia––, es lo que proclama Balaam para Israel, pero sobre todo la promesa de que uno de sus descendientes será quien lleve a la plenitud al pueblo de Israel: “de su descendencia nace un héroe. Yo lo veo, pero no en el presente; yo lo contemplo, pero no cercano: de Jacob se levanta una estrella y un cetro surge de Israel”. Este texto del libro de los números se nos presenta a la cercanía de la navidad parar recordar que quien llena plenamente este oráculo, no es David, ––el gran rey de Israel, de quien se podría decir que fue una primicia con la unidad de su gobierno, de cercanía al pueblo––, la grandeza de David es que él reconoció sus errores, particularmente sus pecados y se confió a la misericordia de Dios, ––es la grandeza de este rey––, sin embargo, en él no se da la plenitud del oráculo, sino en Jesucristo.
Quiero resaltar de esta primera parte, cómo Dios se hace presente aun en personas de lo que se consideraba el pueblo elegido. Hoy día, también es necesario descubrir que fuera de la jerarquía eclesial, fuera de los católicos bautizados y practicantes, hay también quienes escuchan a Dios sin estar perteneciendo y participando de la vida de la Iglesia. Por eso es que vemos cómo ha surgido y crecido la figura del Papa Francisco, porque él lo reconoce, lo acepta y lo vive; en los gestos, en sus encuentros, en sus reflexiones abiertas o públicas, reconoce cómo la acción de Dios se hace presente en otras Iglesias cristianas, pero no católicas, o en otros grupos no cristianos, o en la comunidad judía, o en grupos de los no creyentes.
Dios nos habla a todos, el corazón del hombre está hecho parta escuchar a Dios, esta es la naturaleza con la que hemos sido creados, nuestro ser esta sediento de Dios. No es la religión la que me da esa naturaleza, la religión me ayuda a descubrirla y crecer en ella, pero antes de la religión está la creación de Dios, ––el ser humano––. Balaam es un representante de esta verdad.
En el Evangelio vemos que las autoridades del tiempo de Jesús, lo cuestionan: ¿con qué derecho haces todas estas cosas? ¿Quién te ha dado semejante autoridad? El mesías, que la gente empieza a decir que es Jesús, ––Juan Bautista ya lo había señalado, es él, síganlo a él––, empieza a actuar como Mesías, dando salud, consuelo, sobre todo expresando el rostro misericordioso de Dios nuestro Padre. Ante ésta pregunta hábilmente Jesús, pone ante las autoridades religiosas un acontecimiento que está en boca de todos; “¿de dónde venía el bautismo de Juan, del cielo o de la tierra?” ¿Es cosa que viene de Dios o es cosa de los hombres?
Los acontecimientos de la vida humana son oportunidad de descubrir la voz de Dios, esto que sucede es nuestra tarea, ––particularmente de los pastores––, ayudar a discernir lo que viene de Dios o lo que a través de los hechos nos está pidiendo Dios. Evidentemente las autoridades no quisieron comprometerse porque si decían que venía del cielo, inmediatamente Jesús les diría, y ustedes porque no lo aceptaron y si decían que es de la tierra, el pueblo se les echaba encima, Jesús entonces les dice: “si ustedes no me responden yo tampoco les respondo”.
En esta lógica, hay que descubrir cómo actúa Dios, si nosotros no abrimos nuestro corazón, Dios no va a actuar en nosotros, sin embargo, si decidimos abrirle nuestro interior actuará abundantemente tal como lo decía el profeta Balaam: “con gran plenitud y abundancia” y desarrollando en nosotros esa belleza que es el interior de una persona que se sabe amada y que por eso sabe amar.
En este Evangelio podemos descubrir la importancia de establecer el diálogo entre Dios y nosotros para también discernir juntos lo que Dios nos está pidiendo, este año de la misericordia que el Papa ha proclamado es esto consiste precisamente, al Papa Francisco le podemos decir nosotros como Iglesia de Tlalnepantla que peregrina aquí; reconocemos la voz de Dios y la escuchamos, queremos discernirla entre nosotros para ver qué es lo que necesitamos, ––creo que sí––, así ubico el porqué estamos reunidos en torno a Jesús.
La universidad Anáhuac en la figura de nuestros Rectores, primero el P. Jesús Quirce Andrés y ahora el P. Cipriano Sánchez García, han facilitado a nuestra Iglesia de Tlalnepantla como institución, formar los agentes de pastoral, los así llamados “CARS”, que son la apertura de nuestras parroquias para entrar en relación con todos los sectores de nuestra población que aunque no participan y no se identifican plenamente con la Iglesia, incluso aunque no se consideren parte de la Iglesia, queremos ir a colaborar con ellos, descubriendo lo que a través de los acontecimientos; Dios quiere que hagamos en beneficio de nuestra sociedad.
Pero necesitamos formarlos, ––a esto se ha comprometido la Universidad Anáhuac––, así como ha abierto esta Puerta de la misericordia, también abrió la puerta para la formación de nuestros agentes, ––esto lo agradezco infinitamente––. Cada quien poniendo lo que tiene nos vamos facilitando el camino para responderle a Dios, también en cada unos de los que hoy recibirán su reconocimiento que les acredita el término de curso de Doctrina Social de la Iglesia. Y precisamente la Doctrina Social de la Iglesia es la aplicación de la misericordia de Dios a los seres más necesitados, a nuestros prójimos que están en situaciones de vulnerabilidad, de pobreza. Esta es la forma en la que se aplica lo que Jesús enseñó para vivirlo entre nosotros, conforme lo que nos dice el profeta Balaam “escuchando la Palabra de Dios”, contemplando la acción de Dios en la historia con una mirada que pueda penetrar profundamente y descubrir con los ojos abiertos lo que Dios quiere de nosotros.
Creo que todos estamos dispuestos a responderle a Dios desde las necesidades que descubrimos en nuestro pueblo, el año de la misericordia nos lo facilitará porque tocaremos el corazón de Cristo por eso entramos solemnemente con el Evangeliario, los evangelios son el “corazón de la Biblia", escuchándolos, meditándolos, nuestro corazón se irá haciendo semejante al de Jesús, pues estamos creados para eso, somos imagen y semejanza de Dios, pero en desarrollo, en crecimiento. Eso es lo que queremos hacer este año de la misericordia, ¡un año de gracia para nuestra sociedad! Para nuestro pueblo peregrino, para descubrir cómo Dios quiere que actuemos hoy en este tiempo, en medio de nuestros hermanos.
Pidámosle al Señor que sepamos encaminarnos por las vías del: ––perdón y de la reconciliación––, caminos indicados por Jesús para mostrar la misericordia, sabiendo perdonarnos, sabiendo perdonar a los demás y sabiendo cómo recibir la experiencia del perdón, pidámosle al Señor nos dé esta gracia. Que así sea.
+ Carlos Aguiar Retes
Arzobispo de Tlalnepantla