HOMILíA IV JUEVES DE CUARESMA VISITA DE LOS SEMINARISTAS DE LA ETAPA DE CONFIGURACIóN CON JESUCRISTO BUEN PASTOR

December 31, 1969


HOMILíA IV JUEVES DE CUARESMA  VISITA DE LOS SEMINARISTAS DE LA ETAPA DE CONFIGURACIóN  CON JESUCRISTO BUEN PASTOR

 

“Ustedes estudian las escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna.”

Es interesante este texto del Evangelio en el cual Jesús confronta a las autoridades religiosas de su tiempo, es evidente que tenían los elementos suficientes para haberlo reconocido como el mesías, sin embargo, no lo hicieron. Esta afirmación que Jesús hace es el principio de la reflexión que quiero compartir con ustedes porque también estudian las escrituras, pensando encontrar en ellas vida eterna. Ciertamente que las escrituras son para encontrar vida, pero no sólo el hecho de estudiarlas nos la proporcionará.

Podemos descubrir que las autoridades del tiempo de Jesús, no encontraron vida, porque tenían una concepción distinta del mesías y no tuvieron la valentía ni mucho menos corrieron el riesgo de dejar ese concepto erróneo para descubrir al mesías en la persona de Jesús. Había dos tendencias de la manera de concebir al mesías; como un líder espiritual que iba a reformar llevando a un camino de la pureza ritual al pueblo de Dios, y un líder político que liberaría a Israel del sometimiento del Imperio Romano. ––Ninguna de las dos representó Jesús–– en cierto sentido ambas tenían apoyo en la escritura, sin embargo, se apegaron tanto al concepto de mesías que extrajeron de las escrituras, que no les permitió reconocer al auténtico mesías.  

En el mismo texto Jesús les da la clave al decirles: “yo tengo un testimonio mejor que el de Juan”, Juan dijo: “Éste es el mesías”, pero no le hicieron caso porque era un hombre y no lo reconocieron como profeta, ––en alguna ocasión le preguntaron a Jesús sobre Juan Bautista qué si tenía o no autoridad y él les respondió: ¿qué dicen ustedes? Y nadie se quiso comprometer en la respuesta––.  Jesús dice ahora: Juan era lámpara, ardía, brillaba y ustedes quisieron alegrase con su luz, pero no quisieron escuchar el testimonio de que el mesías era yo, pues yo tengo un testimonio mayor que el de Juan, “las obras que el Padre me ha concedido realizar y que son las que yo hago, dan testimonio de mí y me acreditan como enviado del Padre”. ––Las obras, los hechos, las acciones, la vida––.

Para que las escrituras no sean un tropiezo para nosotros y no nos pase lo que narra la primera lectura sobre el pueblo elegido en su travesía por Israel, para que no sean un tropiezo como lo fueron para las autoridades religiosas de su tiempo, es fundamental que nuestro estudio de las escrituras sea para interpretar los acontecimientos de la vida.

Por tanto, no tenemos que acercarnos a las escrituras para garantizar que los conceptos que tengo de las cosas de Dios son verdaderos, porque entonces ya me acerco a la lectura y al estudio con una interpretación personal que puede fácilmente responder a la ideología de mi tiempo o de mi ambiente o más aún, de mis contextos y no permito que me hable el Señor. También puedo acercarme a las escrituras para tomarlas al pie de la letra como si fueran mandato de Dios en sentido estricto de lo que las escrituras dicen, ––esta lectura Fundamentalista de la escritura, ha sido una tentación de muchos grupos religiosos cristianos a lo largo de la historia y que lo fue también en la época del Antiguo Testamento––.

Quiere decir que no hay otro camino que acercarnos al estudio de las sagradas escrituras para interpretar lo que vivimos, los acontecimientos tal como lo indica el Concilio Vaticano II en la Gaudium et Spes: “descubrir los gozos y las esperanzas del mundo de hoy, de lo que está en el corazón del hombre y hacerlas nuestras en el Señor para interpretarlas”, a través de ellas escuchemos lo que dice el Papa Francisco: ¡el grito! de los hombres de nuestro tiempo y descubramos; ¿de qué están deseosos los seres humanos hoy día? Interpretarlos a la luz de la sagrada escritura y así se convertirán ––como dice Jesús––, en vida que no terminará, en vida eterna.  

Por eso la insistencia en el proceso de renovación pastoral en nuestra Arquidiócesis para que los fieles en esta etapa inicial asuman la Lectio Divina, compartan su vida en pequeñas comunidades a la luz de esa Palabra, ¡éste es el verdadero camino!, donde encontraremos vida no muerte y tendremos caminos para fortalecer esa vida, eso es lo que tenemos que hacer los pastores, como lo dice la Dei Verbum; ¡hacer nuestra la Palabra de Dios para poderla transmitir al pueblo!, es decir, tenemos que hacer Lectio Divina de la Palabra para ver qué nos dice a la luz de lo que vivimos, así poder orientar también a nuestro pueblo. Que el Señor les de su gracia, especialmente a ustedes quienes están en la etapa de configuración con Jesucristo Buen Pastor. Que así sea.

 + Carlos Aguiar Retes

Arzobispo de Tlalnepantla