“Todos serán discípulos de Dios.”.
Esta afirmación la encontramos en la lectura del pasaje del Evangelio que hoy la liturgia nos propone, en la que Jesús está hablando a las autoridades judías quienes se resisten a aceptarlo como Mesías. El contexto de este pasaje es la controversia, el diálogo para clarificar la situación.
Jesús se apoya en la historia de Israel y en la Palabra de Dios, nos resulta interesante que al mismo tiempo que se apoya en la Palabra de Dios; “todos serán discípulos de Dios”, yendo al texto del Antiguo Testamento, donde el Profeta Isaías se dirige a la ciudad de Jerusalén, le recorta una parte, --estas palabras son dirigidas a la ciudad de Jerusalén--, la cita dice: “Todos tus hijos serán discípulos de Dios”, y Jesús dice: “todos serán discípulos de Dios”.
Esto evidentemente es un signo de cómo Jesús irá por una parte reinterpretando la escritura en la Historia y al mismo tiempo esa reinterpretación la señala para indicar la universalización de su misión que es también la misión de la Iglesia, el proyecto de Dios es que todos seamos sus discípulos, e inmediatamente dice: “todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a mí”. Con esto ya tenemos las dos características fundamentales del buen discípulo; “escuchar al Padre” y “aprender”, no basta la escucha, sino que hay que ponerlo en práctica, es decir, hacer un aprendizaje lo que escuchamos.
En la primera lectura de este bellísimo pasaje, Felipe conducido por el Espíritu se acerca a este Etíope, ––alguien que no es de Jerusalén––, que se encuentra leyendo al profeta Isaías y le pregunta: “entiendes lo que estás leyendo” él le contestó: ¿cómo lo voy a entender, si nadie me lo explica?”. Es decir, podemos tener el texto de la escritura, podemos tener la doctrina quizá, pero no necesariamente somos capaces de interpretarlos.
Esto es lo que nos da la Palabra de Dios y nos viene muy bien en este encuentro del CISAV (Centro de Investigación Social Avanzada), el CISAV tiene que hacer lo mismo que hizo Felipe, !ayudarnos a interpretar la voz del Padre!, la Iglesia ha venido haciendo suya esta voz del Padre, pero hay otra voz que nos dice “Gaudium et Spes” en el Concilio Vaticano II; es la voz de Dios que nos habla en los acontecimientos, en lo que sucede, en lo que pasa, en el tiempo propio de cada época.
El CISAV fue pensado para eso precisamente, esa es su misión, hoy al revisar los proyectos, los trabajos, la Palabra de Dios nos refresca la necesidad de esta misión, para que nuestro pueblo, nuestras Iglesias y nosotros mismos los Pastores podamos descubrir la voz de Dios en lo que está sucediendo, necesitamos que alguien nos ayude a interpretarla.
Que cada uno de los miembros que forman el CISAV, se sienta como Felipe, conducido por el Espíritu y con la misión fundamental, de que: “todos sean discípulos de Dios”. Que así sea.
+ Carlos Aguiar Retes
Arzobispo de Tlalnepantla