“Ustedes son mis amigos”
Así dice Jesús y lo contrapone a la condición de servidor: “ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a Ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre”. Jesús tiene la clara conciencia de lo que es la verdadera amistad.
La amistad es compartir, comunicar lo que sabemos con toda confianza y claridad, sin rodeos a quien es nuestro amigo. Los amigos son aquellos en los que podemos confiar todo lo que llevamos dentro, todas nuestras actitudes, sentimientos, preocupaciones, problemas, de ahí que tengamos esa necesidad de tener amigos. Hoy Jesús nos dice; de mi parte ustedes son mis amigos, ya no los llamo siervos, porque el empleado, es decir, el que se contrata para una obra no sabe lo que piensa y hace su jefe, él sólo acata órdenes y las ejecuta.
Esa es la condición del empleado, acatar órdenes y ejecutarlas, podemos preguntarnos, ¿cuántas veces he sido empleado de Dios y no su amigo?, cada vez que hago las cosas simplemente porque me las ordenan y las realizo, estoy dejando de crecer en la amistad con Dios, Jesús define muy bien al amigo.
Amigo es aquel que conoce todo. De aquí vemos la importancia de leer y meditar los Evangelios, porque en ellos encontramos todo lo que el Padre le dijo a Jesús, el testimonio de cómo vivió y todo lo que sabía de nuestro Padre.
Jesús ha sido amigo, ha puesto de su parte lo que necesitábamos para considerarlo nuestro amigo, sólo está esperando nuestra correspondencia. Si en los amigos sólo uno es el que comparte y el otro simplemente escucha y no dice absolutamente nada, no está siendo reciproco con la amistad. Se necesita compartir de ambas partes.
En la primera lectura vemos a los discípulos que recibieron esta confidencia de Jesús, su Maestro, quienes lo escucharon decir: “Ustedes son mis amigos”, veamos cómo se comportan y cómo se organizan: “en aquellos días, los apóstoles y los presbíteros, de acuerdo con toda la comunidad cristiana”, es decir, que un Párroco, un Obispo, tiene que dar a conocer cuál es el proyecto que se realizará y además decir con claridad qué esperamos de ese proyecto, porque son amigos y quieren seguir este ejemplo de aquella comunidad que narra los Hechos de los Apóstoles: “de acuerdo con toda la comunidad cristiana, juzgaron oportuno elegir a algunos de entre ellos y enviarlos a Antioquia con Pablo y Bernabé. Los elegidos fueron Judas (llamado Barsabás) y Silas”.
Por ello en esta Gran Misión que tendremos el próximo ocho de mayo en todas las parroquias de nuestra Arquidiócesis, enviaremos un equipo misionero a cada uno de los sectores de nuestras parroquias, así comenzó la Iglesia, enviando, animando a compartir y dar a conocer quién es Jesús, invitándolos a formar parte de la comunidad cristiana.
Esto es hermoso, porque los primeros discípulos de Jesús si hicieron amistad con él y esa amistad la compartieron y por eso la Iglesia naciente se extendió por todo el Imperio Romano, así fue como se extendieron las comunidades cristianas, dando testimonio de lo que el Evangelio nos recuerda en boca de Jesús: “este es mi mandamiento; que se amen los unos a los otros como yo los he amado”.
No pensemos en el amor como se entiende hoy, se piensa que el amor es hacer lo que gusta dándole rienda suelta a los placeres. ¡No¡ el amor al que se refiere Jesús es a la forma como él nos ha amado, un amor generoso, un amor en el que mostró la misericordia de su Padre, sanando, curando, enseñando, acercándose, estando con todos, yendo a quien lo necesitaba, siempre dispuesto a ayudar, un amor de entrega para encontrarse con el otro y manifestarle que no está solo, que estamos juntos y formamos una comunidad.
Y de esto hay testimonio, se decía de los primeros cristianos: “miren a los cristianos cómo se aman”, causaron impacto en la sociedad estas primeras comunidades, no por tener lo último de la moda de su época, sino por el amor, por la fraternidad, la generosidad a la manera de Jesús, ¡a esto estamos llamados!, por eso la comunidad cristiana debe volver a compartir la vida, leyendo y escuchando la Palabra de Dios y así recibir su Espíritu que fortalece nuestro interior y para podernos entregar en el amor generoso y en el servicio de las necesidades que vamos descubriendo y encontrando entre nosotros mismos.
Jesús nos dice entonces: “Ustedes son mis amigos”, nuestra tarea es corresponder a ese amor, si correspondemos en la amistad de Jesús, verdaderamente constataremos que; “Cristo vive en medio de nosotros”, vive a través de nosotros, vive por medio de nosotros, vive camino con nosotros, porque nosotros le hemos dado nuestra amistad. Que así sea.
+ Carlos Aguiar Retes
Arzobispo de Tlalnepantla