«Señor, aumenta nuestra fe»
Muy queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús:
Quiero saludarlos a todos los que se encuentran hoy aquí en nuestra Catedral Corpus Christi y a las personas que siguen esta transmisión. Que sintamos todos la presencia del Señor, que nos desea paz y bien.
Hoy en esta Eucaristía estamos celebrando un acontecimiento de Iglesia. Y se me hace muy significativo que hoy que es el nombramiento del padre Alejandro Valdez Gómez como Rector de esta Catedral lo estén acompañando el Seminario, que vienen a entregarlo los seminaristas, que él fue su rector, y también los padres formadores. Es algo hermoso, porque nos habla de comunión eclesial. Y también se me hace significativo que el padre Óscar Camacho, que estuvo aquí durante ocho años, esté presente participando. Eso nos habla de nuestra Iglesia, esta Iglesia que va caminando y que quiere anunciar a un Cristo vivo, a un Cristo muerto y resucitado, que dio la vida por nosotros, pero que también nos abre las puertas de los cielos.
Se me hace muy bonita también la segunda lectura de hoy, de San Pablo a Timoteo. Quiero aplicársela aquí al padre Alejandro, que lo veo muy sereno, con mucha paz, porque Pablo le dice a Timoteo: «Te recomiendo que avives el don que has recibido para anunciar a Jesucristo» –que reavives este don, cuando te impuse las manos–. Quiero invitarte para que recuerdes tu ordenación sacerdotal el 4 de enero del 2009, precisamente en esta Catedral. Ya van a ser diecisiete años el próximo 4 de enero, y hoy te está diciendo también Dios, la Palabra de Dios, que reavives el don que recibiste cuando el obispo Don Ricardo Guizar te impuso las manos, sobre todo para dedicar tu vida completamente a llevar el Evangelio a los demás.
Dentro de unos minutos vamos a escuchar la lectura del Nombramiento, donde se le recomienda al padre Alejandro que esta Catedral sea una casa y escuela de comunión, donde todos encuentren a Jesucristo Nuestro Señor, mediante la escucha de la Palabra, de la vivencia de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía, y de la caridad.
Me gusta mucho a mí la imagen del sacerdote como puente. Un sacerdote es un puente porque siempre lleva a Dios a los demás y a los demás a Dios. Es un reto que una parroquia, que una catedral, se sienta como un hogar, como una casa, como una escuela, donde uno aprende a estar en comunión con Dios y con los demás, donde se da un ambiente agradable, de acogida, de crecimiento; y todo ello también lanza a la misión, a salir de estas puertas para llevar el Evangelio a los demás, para salir a las periferias geográficas y existenciales, que se siga sintiendo esta Catedral con ese ambiente de fraternidad.
También hoy, al escuchar el Evangelio, los apóstoles le dicen al Señor: «Señor, aumenta nuestra fe». Ojalá que cada uno de nosotros también, todos los laicos, las religiosas, los diáconos, los sacerdotes, un servidor, también le hagamos esa petición al Señor: «Aumenta nuestra fe». Y el Señor pide calidad, no cantidad. «Si tuvieran fe como granito de mostaza, podrían decirle a un árbol que se trasplante en el mar y les haría caso». Sabemos nosotros que la fe es un regalo de Dios, es un don, pero este don hay que alimentarlo, hay que cultivarlo para que esta fe vaya creciendo.
Una persona de fe siempre va a ser alguien que influya en la construcción del Reino de Dios de una manera muy grande. Podemos pensar en tantas personas que tienen fe, personas sencillas del pueblo, laicos, laicas, consagrados. Pero también pensar en la vida de los santos, que han influido mucho.
Pensaba yo el día de ayer en la fiesta de San Francisco de Asís, era alguien que tenía fe y que esa fe la irradiaba a los demás, y cómo pudo tener una proyección muy grande.
Ayer que tuvimos la vivencia también de nuestra Peregrinación a la Basílica de los Remedios, ver la gente, con cuánta fe se acerca a nuestra Madre Santísima que nos bendice.
Pero también al participar un servidor en la Kermés, estuve observando y fue algo muy hermoso el que se haya llevado la reliquia de San Carlo Acutis. Y lo que me impresionó fue ver la gente que se acercó para hacer oración. Fue un momento también de evangelización donde captamos, percibimos cómo la gente tiene hambre y sed de Dios, y cómo nosotros debemos ser esos puentes. Hoy el padre Alejandro de manera especial será ese puente que lleve a los demás a Dios.
Cómo no nada más se puso la reliquia de San Carlo Acutis, sino que se fue conociendo un poco de su vida; cómo hubo confesiones; cómo hubo ese ambiente de fe que nos ayuda a nosotros a ver que vale la pena encontrarnos con Dios y transmitirlo a los demás.
Padre Alejandro, aquí tenemos a la Virgen de los Remedios, y la Virgen de los Remedios, como sabemos, es la patrona de la Arquidiócesis, es la reina de todos los sacerdotes y también de nuestro Seminario. Ella estará contigo aquí acompañándote y tendrás también una compañía muy afectiva y efectiva en la persona del padre Abraham, que también habrá esa riqueza de vivir la fraternidad.
Pues que hoy nosotros nos sintamos contentos, felices de pertenecer a esta Iglesia católica, donde nosotros no queremos ser espectadores, queremos ser protagonistas de una nueva evangelización, queremos ser protagonistas de llevar a Jesucristo a los demás en esta sociedad tan complicada, pero que también puede ser como ese granito de mostaza que crece, para que dé fruto, y fruto en abundancia. Así sea.
+José Antonio Fernández Hurtado
Arzobispo de Tlalnepantla