“Aún tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender”.
Son las palabras que Jesús dice a sus discípulos y que hemos escuchado en el Evangelio. Son palabras que también se dirigen a nosotros mismos en esta mañana. Jesús continúa diciendo: "cuando venga el Espíritu de Verdad, él los ira guiando hasta la Verdad plena".
Con estas palabras entendemos que la presencia física de Jesús, establecida de la misma manera que nuestra presencia física en esta vida terrestre, tenía un término, y en esos años de su vida, no iba a tener la capacidad de instruir en todo a sus discípulos, sino que necesitaría que el Espíritu de Dios llegara a sus discípulos para que ellos, a su vez, lo sigan transmitiendo.
Estamos aquí, no porque hayamos visto físicamente a Jesús, sino porque ha habido discípulos, que a lo largo de XXI siglos, desde su experiencia de fe, recibieron el Espíritu Santo, Espíritu de Verdad, y han ido transmitiendo esta misma fe a las siguientes generaciones.
Con esto, recordamos nuestra responsabilidad de transmitir nuestra experiencia de fe a las siguientes generaciones; es por eso, que el Papa Francisco insiste que debemos ser misioneros, ser una Iglesia en salida, salir en busca de los católicos, que se encuentran alejados por diferentes circunstancias: distanciados, indiferentes, o heridos por haber tenido una experiencia negativa y se han alejado de la vida de la Iglesia.
Hoy, este primer punto, nos ayuda a entender lo que haremos en nuestra Arquidiócesis de Tlalnepantla el próximo Domingo en la Solemnidad de la Ascensión del Señor, festividad litúrgica que recuerda el momento en el que Jesús deja la tierra físicamente, y les pide a sus discípulos: “Vayan por todos el mundo, prediquen el Evangelio, den la Buena Noticia, de que Dios no los ha abandonado”.
Reflexionemos ahora en la primera lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles, donde hace referencia de un momento muy importante de la vida de San Pablo, cuando era misionero y andaba en Atenas, una de las ciudades principales del Imperio Romano. Por tanto, un lugar donde se encontraban muchos intelectuales, donde había mucha gente educada, estudiada, culturalmente bien preparada y en niveles altos de investigación; era por excelencia el lugar de la Filosofía.
Pablo ha recorrido la ciudad de Atenas y ha observado que los atenienses, son muy religiosos y tienen diferentes altares por toda la ciudad, incluso uno que le llamó la atención porque estaba dedicado al Dios desconocido, por eso les dice: Ustedes veneran a un Dios que no conocen, y hoy les vengo a decir quién es ese Dios, les hace una dura crítica, pero muy suave, en un lenguaje propositivo, les dice: ese dios es el verdadero Dios.
Muchas veces hemos creado dioses a través de esculturas. El ser humano siempre tiene esa tentación de imaginarse a Dios, de hacer su propio dios, y en esa imaginación perdemos el camino que Jesús proponía en el Evangelio de hoy, seguir al Espíritu de la Verdad. Por eso necesitamos conocer y reflexionar en Jesucristo, la Palabra Encarnada. Él se hizo hombre para revelarnos el verdadero Dios de quien venimos y a donde vamos.
Encontramos otro aspecto, la necesidad de volver al Evangelio, el Papa Francisco ha pedido que tengamos un libro de los Evangelios en el bolsillo, para leerlos en todas partes; pues volviendo a los Evangelios no nos apartaremos de Jesucristo, no nos desviaremos en concepciones que vienen del hombre sobre cómo es Dios, sino en la concepción verdadera que Dios ha dado en la persona de Jesús.
La Gran Misión que promovemos en nuestra Arquidiócesis no es simplemente ir a tocar puertas, sino invitar a los católicos distantes a un retiro Kerigmatico, donde se encuentren con Cristo y como fruto de ese retiro, puedan integrarse en pequeñas comunidades para leer el Evangelio, para meditarlo, profundizarlo y hacer de esa Palabra, luz de mi vida. El Evangelio es para leerse en comunidad, para compartir la vida a la luz de lo que leen, porque de la experiencia humana de cada uno de los creyentes, se entenderá con mayor facilidad el Evangelio.
Nuestro camino de fe es guiado por el Espíritu de la Verdad que Jesucristo nos ha regalado. La gran Misión tendrá que llevarnos a meditar, reflexionar y a descubrir a la luz de mi propia vida, lo que dice Jesús en los Evangelios. Pidámosle al Señor por todos Ustedes, que respondieron a esta llamada que les hicieron en el programa de “Encuentra tu Ángel”. Que nos dejemos conducir por el Espíritu de la Verdad, y compartamos con los demás el mensaje que hemos recibido, pues el Espíritu Santo es el Ángel mensajero del Padre, los demás Ángeles están al servicio de esta misma Misión, de esta misma tarea.
Les invito que ustedes inicien en lo personal y también en su Familia, o mejor aún en una pequeña comunidad la lectura de los Evangelios, iniciando por el Evangelio de Marcos, pues es el más catequético y recomendado para iniciarnos en la lectura de los cuatro Evangelios.
Pidámosle al Señor que nos abra el corazón a Él, que nos dé la gracia de buscarlo siempre, y de confiar que él no se queda sin respondernos, sino que generosamente nos acompaña en nuestra vida, porque Él vive en medio de nosotros. ¡Que así sea!
+ Carlos Aguiar Retes
Arzobispo de Tlalnepantla