VISITA PASTORAL SANTA CRUZ ACATLÁN

December 31, 1969


VISITA PASTORAL SANTA CRUZ ACATLÁN

 

“Siembran vientos, cosecharan tempestades”. El profeta Oseas, le toca una tarea recurrente en la vida de la humanidad, pero que siempre es desafiante. Recurrente porque en la historia, se van sucediendo una y otra vez momentos en donde las comunidades, la sociedad pierde el rumbo; se desorienta de su camino y entonces viene la voz profética del que habla en nombre del Señor. Así le tocó al profeta Oseas. Son tiempos difíciles del reino de Israel, reino del norte, y con toda claridad les hace una llamado fuerte de atención. Se han hecho dioses a su medida, sus creencias las acomodan a sus conveniencias. Así se los dice: “han nombrado reyes sin contar con migo, con su oro y su plata se han hecho ídolos para su perdición”. ¿Hasta cuándo serán incapaces de purificarse hijos de Israel? Estos tiempos del profeta Oseas, se concluyen con esta expresión tan hermosa pero también dura de parte suya diciendo: “siembran vientos, cosecharán tempestades”.

¿Qué es lo que hay que sembrar? Como nos lo va a decir Jesús el próximo domingo en el evangelio ¿Qué hay que sembrar? ¡Semilla! La semilla, eso si da fruto. La tierra, entonces si produce. Pero ¿Pura palabra? ¡Son vientos! que fluyen de la boca y cosechan tempestades; es decir ¿Cómo se hacen los chismes? Lo que llamamos en México ¡mitotes! hable y hable, hable y hable, hable y hable de todo, no nos interesa realmente el otro ni la otra, simplemente son comidilla de lo que pasa; pero ¿Qué hacemos para que eso no suceda? ¿Qué hacemos para ayudar a alguien que está en una situación necesitada? Qué hacemos para actuar, para en vez de sembrar vientos, sembremos acciones; y las acciones traerán sus frutos, no serán tempestades. Eso es lo que quiere decir el profeta Oseas. Para ellos les habla con la verdad, “la verdad los hará libres”, dice San Juan, la verdad es el camino; y para distinguir lo que es la verdad, entonces se necesita conocer a Cristo porque Cristo es la verdad. Si andamos confundidos ¿esto está bien o esto está mal, estos es correcto o me equivoco, esto es una buena acción o es pecado? Cristo es la luz, Cristo es la verdad y ¿Qué nos dice este Jesús en el evangelio? Este Jesús, nos muestra hoy una escena muy hermosa: llevaron ante Jesús a un hombre mudo que estaba poseído por el demonio. Jesús expulsó al demonio y el mudo habló. ¡Qué maravilla verdad! quién no se hubiera sorprendido con una semejante “acción”. Jesús está haciendo una acción ¡no le dijo nada al mudo! ¡No le dijo nada y lo hizo hablar! Esa acción produjo un buen fruto, ya pudo comunicarse este hombre con los demás, ya pudo incorporarse a la vida con los demás; pero los fariseos decían: ¡ha eso lo hizo por la autoridad del príncipe de los demonios! ¡La comidilla! el no aceptar la acción buena, el descalificarla y el buscar que haya sido negativa.

El discípulo de Cristo tiene que ser como Cristo. Un hombre que reconozca lo bueno. No es tan fácil he, uno dijera ¡pues las cosas buenas quién no las va a aceptar! pues ya estamos viendo aquí en el evangelio que, no por ser una acción buena, ¿El darle el habla a un mudo no era una acción buena? Claro que si, pero se trata de desvirtuarla y eso muchas veces pasa, entre nosotros, en la familia. Fue el niño a traer las tortillas a la esquina y a lo mejor la hermanita dice: fue para quedar bien con la mamá porque le va a pedir para el domingo, para ir al cine. Desvirtuamos un servicio una acción ¡desde la vida diaria! Y empezamos entonces a torcer nuestros caminos. Hay que volver al rumbo ¡Cristo! y ¿Qué dice Jesús? Jesús en cambio, no se detenía por esos malos comentarios, dice el evangelio, siguió recorriendo las ciudades, los pueblos y al ver a las, multitudes se compadecía de ellas y les enseñaba. Incluso, les hacía notar que la cosecha era mucha y los trabajadores pocos, “rueguen por tanto al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”. Tomar la conciencia de que necesitamos trabajadores en la viña del Señor.

Hace rato antes de empezar la Misa les decía: de cada cinco o cuatro cristianos católicos vienen a Misa ¡Uno! los domingos. Entonces la cosecha es mucha, tenemos millón y medio de personas que no conocen bien a Cristo, habiéndose identificado y bautizado como católicos. La cosecha es mucha, no vamos a poder hacer todo nosotros, entonces hay que rogar al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Y cada vez se irán agregando trabajadores a su campo ¿Jesús con cuantos discípulos comenzó? Doce, y aquí ¿estamos más, de doce o no? Ahí está. Este ejercicio de preocuparnos por la viña, de querer corresponder al llamado de Dios; de querer trabajar para el bien, para marcar camino, para que no tengamos necesidad de estas regañadas del profeta como la que hace Oseas hoy. Para que no sembremos vientos y después tengamos tempestades, sino que sembremos armonía, concordia, colaboración, sembremos fe, ¡crezca la esperanza! ¿Qué vamos a tener, qué vamos a cosechar? Amor. Eso es lo que vamos a cosechar, amor, comunión colaboración, fraternidad, justicia, equidad. Esos son los frutos que esperamos.

Que el Señor pues nos ayude, disponiendo cada uno de nosotros nuestro propio corazón y diciéndole a él: ¡yo estoy dispuesto, yo quiero ser trabajador de tu viña, cuenta con migo; cuentas con migo! ¿se atreven a decírselo a Jesús? Bueno a la hora que estemos en el ofertorio, cuando yo levante el pan, y se lo ofrezca para que se convierta en el cuerpo de Cristo, cuando yo levante el cáliz con el vino para que se convierta en la sangre de Cristo en el ofertorio; ustedes interiormente le van a decir al Señor: cuenta conmigo. También mi cuerpo está dispuesto, también mi persona está dispuesta a trabajar por el reino de Dios. Cada quien, ¡libremente he, nadie presionadito!, libremente cada uno de nosotros le dice al Señor: yo me compadezco de esta multitud, de este millón y medio de católicos que están distantes, que no te conocen, la cosecha es mucha; pero cuanta conmigo. El Señor va a contar con ustedes, ¡les va a tomar la palabra he, fíjense bien! Entonces, si le dicen cuanta conmigo, es que luego les va a tomar la palabra para bien, para que cosechen no tempestades, sino para que cosechen frutos, frutos del reino de Dios.

Que así sea.