HOMILíA EN LA VISITA PASTORAL A LAS HERMANAS FRANCISCANAS DE LA INMACULADA CONCEPCIóN

December 31, 1969


HOMILíA EN LA VISITA PASTORAL A LAS HERMANAS FRANCISCANAS DE LA INMACULADA CONCEPCIóN

 

Homilía en la Visita Pastoral a las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción

21-Julio-2016

¿Por qué les hablas en parábolas?

 Los discípulos han escuchado a Jesús directamente, les habla con toda claridad, les va explicando la razón de su misión, de su presencia, de su caminar ayudando a las personas. Lo han visto abrir los ojos a  un ciego, hablar a un sordomudo, lo han visto acercarse a la suegra de Pedro, cuando ésta estaba enferma, y al ser tocada, recobrar la salud. Y por eso, cuando escuchan esta parábola del sembrador, sus discípulos se cuestionan y le preguntan: ¿Por qué les hablas en parábolas?

 

La respuesta de Jesús es un tanto enigmática, porque la responde al revés de lo que uno esperaría. Dice Jesús: A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos. A ustedes,  que me están viendo, a ustedes que están compartiendo conmigo, ¿cuáles misterios del Reino de los cielos? ¿Qué es lo que están compartiendo los discípulos? La vida de Jesús.

 

En la vida de Jesús está el misterio del Reino. Jesús es la expresión más plena  del misterio del Reino. A ustedes les ha tocado vivir conmigo. Ésa es la primera parte de la respuesta que da a sus discípulos. Les dirá después, pero a ellos no.

 

Esta primera afirmación negativa es limitada por la relación en la que vive el mismo hombre. Por más que se quiera no se puede llegar a un millar de personas, a mil personas, a cien personas a la vez, para  que me conozcan, para que vivan conmigo. Esta primera afirmación no implica que Jesús les niegue el acceso, sino que es la limitación propia de la transmisión personal del Reino.

 

En la segunda parte expresa: Al que tiene se le dará más y nadará en la  abundancia, al que tiene esta suerte de descubrir a Cristo, esta ganancia increíble, se le dará más. Nunca se podrá decir, ya conozco a Jesús, porque es un misterio que no se agota. El misterio no es aquello que no se pueda descubrir o no se pueda conocer, ¡no! El misterio es algo que nunca llegaré a descubrir del todo, pero si puedo adentrarme en el misterio.

 

Jesús les dice: Al que tiene se le dará más y nadará en la abundancia, siempre crecerá. Por esa razón, el que se detiene retrocede, pero el que crece avanza  y siempre ese crecimiento será constante. Así que no se sorprendan, de las pocas cosas con las que  se empieza, en el aspirantado, noviciado, juniorado, se van plenificando, pero nunca se agotan. Por eso, quien va en el seguimiento de Cristo, y va avanzando en él, llega al final de la vida sin temor a la muerte,  porque ya está adentrado en el misterio.

 

Al que se le da recibirá más, pero al que tiene poco, aún eso poco se le quitará. El que se contenta con poco, lo perderá, porque la relación es para crecer, no es para quedarse con lo poquito que se tiene, y ésta tiene que ser la inquietud de todo discípulo de Cristo. Es insondable el misterio de Dios y cuando ya pensamos que se conoce todo, sorprende una y otra vez.

 

Tercera parte de  la respuesta, por eso les hablo en parábolas, por qué viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. ¿Qué son las parábolas? Las parábolas son una manera de traer un ejemplo de la naturaleza o de la vida humana, una historia que explique algo, que directamente es difícil entender. Por tal razón se utilizan los ejemplos. La parábola es un ejemplo que usa Jesús, en este caso la parábola del sembrador, la siembra de la semilla, de las tierras, unas buenas, unas no tan buenas, del distinto fruto que da cada una de ellas.

 

Jesús sabe que el mensaje y la entrada al Reino de los cielos tiene que ser pedagógico y gradual. ¿Por qué  les hablas en parábolas? Porque los contenidos tienen que ser dosificados, no se puede entender todo desde un inicio. No se puede pretender, encerrar a Dios en una conversación de una hora, indudablemente no se puede hacer, imposible.

 

Las parábolas sirven de alguna manera para irse adentrando en este misterio, de una manera indirecta a la comunicación del contenido que Jesucristo quiere hacer.

 

Jesús advierte, en este texto, que cuando se endurece el corazón, por más que se esfuerce el hombre por escuchar no oirá, por más que se esfuerce por ver no verá. Éste es un punto importante, la dureza de corazón.

 

 El ser humano no nace con el corazón duro. ¿Cómo es un niño? transparente, lo dice todo como piensa, lo que está sintiendo, porque su corazón es blando, pero cuando se endurece el corazón, se piensan las cosas que se van a decir, y comienza a endurecerse. Cuando la sensibilidad por el otro disminuye, el corazón del hombre se endurece. Cuando la sensibilidad por el otro aumenta, el corazón del hombre se hace al estilo del corazón de Dios.

 

Por esta razón el hombre tiene que estar en alerta de la propia sensibilidad por el otro. Los demás son ese espejo que me refleja. A veces se pierde tanto tiempo queriendo que los demás sean como yo quiero, pero no sirven los demás para eso, los demás no están para eso. El sentido es que cada quien sea, que florezca la persona como es. La finalidad del hombre es crecer con la ayuda de aquellos con los que convive. Es un proceso personal y comunitario la relación con los demás y la relación con Dios.

 

Se debe estar alerta y tener mucha cautela y prudencia para estar revisando el corazón. Si nuestro corazón es sensible las afirmaciones de Jesús son para nosotros: Dichosos ustedes, porque sus ojos ven, porque sus oídos oyen.

 

El hombre que se acerca al manantial de donde brota la vida vivirá, como lo dice el profeta Jeremías, y no se convertirá en cisterna agrietada que no puede retener el agua. Pidámosle a Dios que sigamos ese camino, y así sirvamos a la Iglesia y al mundo de hoy. Que así sea.

 

 

+Carlos Aguiar Retes

Arzobispo de Tlalnepantla