Homilía en la Solemnidad de Nuestra Señora de los Remedios
Patrona de la Arquidiócesis de Tlalnepantla
1-Septiembre-2016
Llenen de agua esas tinajas
La escena del Evangelio de San Juan que se proclamó es la primera vez que Jesús aparece junto con su Madre y los Discípulos en un momento público, participando en una fiesta de un nuevo matrimonio.
Es una escena en la cual hay personajes que pasan muy desapercibidos, están presentes pero se escapan cuando se hace una primera lectura, sobre todo su intervención dentro de la escena. Desde los mismos novios en donde el Evangelio no presenta nombres, hasta los sirvientes que llenan las tinajas de agua, y el mayordomo. Se pone de relieve en el texto la figura de María la madre de Jesús, el mismo Jesús y los discípulos al inicio y al final.
Se pretende mostrar la manera en que Jesús viene al mundo para intervenir en él. El Evangelio habla de una boda en Caná, primera señal milagrosa. La imagen de una boda dentro de la literatura del Antiguo Testamento, habla de la relación entre Dios y su pueblo. Los profetas señalaban que el pueblo es la esposa y Dios mismo es el esposo, trae pues la simbología de la alianza, de la relación de intimidad, que alcanzará su plenitud como lo expresa la segunda lectura en una relación no solamente esponsal sino también filial, Dios que es Padre y la humanidad que toma el papel de hijo.
¿De qué manera quiere el evangelista mostrar la intervención de Cristo en la historia? ¿Cómo se hace presente Dios en la Arquidiócesis, que es la esposa de Dios Padre, esposa predilecta?, ¿de qué manera quiere Dios que participe la Iglesia particular de Tlalnepantla?
Una fiesta es un momento de alegría, el vino lleva al ser humano a experimentar esa alegría, pero si en una fiesta no hay vino, el entusiasmo se apaga. Esa es la experiencia del hombre y también el Evangelio la recoge; por eso, María está preocupada porque se acabó el vino, se va acabar la fiesta, la alegría. María interviene ante su Hijo, dándole a conocer lo que pasa.
Pensemos en el proceso de renovación pastoral de la Iglesia: ¿Cómo está la Arquidiócesis? ¿Le falta vino? ¿Le falta alegría? ¿O ya está María interviniendo ante Jesús para que en los corazones haya entusiasmo y no falte ese vino que garantiza la alegría en la vida cristiana?
María informa a su Hijo Jesús que ya no hay vino en la boda, ella a su vez, les dice a los sirvientes que hagan lo que Jesús les diga.
Había en ese lugar unas seis tinajas de piedra con una capacidad de cien litros cada una, que servían para las purificaciones de los judíos. Jesús dijo a los sirvientes: llenen de agua esas tinajas. Efectivamente las tinajas eran para ser llenadas de agua, de manera que los sirvientes no se sorprendieron de la orden que recibieron de Jesús y llenaron de agua las tinajas. ¿Qué hubiera pasado si no hubieran obedecido? No habría sucedido la conversión del agua en vino.
¿Qué significa llenar las tinajas de agua? Significa la actividad ordinaria, las responsabilidades de cada uno de nosotros. Significa las responsabilidades personales, de la familia, laborales, sociales, lo que está en nuestras manos, lo que depende de cada persona. Esa es una primera advertencia del texto, si el hombre quiere que llegue ese vino de la alegría, el entusiasmo del encuentro, la comunidad que se alegra con Cristo, primero hay que llenar las tinajas de agua.
Cada persona tiene que cumplir con sus responsabilidades, cada quien debe hacer lo que le corresponde, no esperar a que otro haga lo que toca a cada quien. Qué maravilla sucede cuando así procede el hombre.
Los sirvientes las llenaron hasta el borde. Es decir ya no cabía más agua. ¿Así actuamos nosotros? ¿Cumplimos al máximo, llenamos nuestras tinajas hasta el borde? ¿O cumplimos al mínimo, ponemos un poquito de agua, o a medias? ¿Cómo cumplimos nuestras responsabilidades? ¿Dando la imagen de que se hace, pero no se hace? ¿O se hace poquito, al mínimo para aparentar que se está haciendo algo? ¿O verdaderamente ejercemos la responsabilidad plenamente, llenando de agua la tinaja hasta el borde?
¿Quién va a recibir más cuando nuestra tinaja se convierta en vino? ¿El que puso poco o el que llenó hasta el borde? Evidentemente si se llena al máximo la tinaja, si se cumple con las responsabilidades cotidianas, se recibirá más y se desbordará el corazón de un entusiasmo y una alegría sin igual. Esto es lo que sucede en el texto y dice que ésta es la manera de proceder del mismo Cristo.
En ocasiones traemos tantos problemas y preocupaciones y pedimos ayuda a la Virgen, al mismo Cristo, al Espíritu Santo, pero, ¿hemos llenado la tinaja de agua hasta el borde? ¿Cumplimos con nuestra responsabilidad?
Las llenaron hasta el borde y Jesús les dijo: saquen ahora un poco y llévensela al mayordomo. ¿Quién era el mayordomo? El encargado de distribuir el vino en las mesas, éste probó el agua convertida en vino, y sin saber su procedencia, porque sólo los sirvientes lo sabían, llamó al novio y le dijo: todo el mundo sirve primero el vino mejor y cuando los invitados ya han bebido bastante se sirve el vino corriente, tú en cambio has guardado el vino mejor hasta ahora.
Cuando cada uno cumple con sus responsabilidades, Dios actúa a través de ellas, y lo que parece ordinario y sin mucha incidencia en los demás, Dios la convierte en vino, es decir, le da un plus, un más, que el mismo hombre jamás podría dar. Eso es lo que el otro recibe en el servicio de la vida. Recibe un más que es el Espíritu de Dios, y el otro ve en el testimonio de cada uno algo extraordinario.
La acción que debe realizar el mismo hombre es llenar su tinaja de agua, para que Dios haga maravillas. Dios por medio del agua actuó, cambió lo ordinario “el agua”, en algo extraordinario “el vino”. Así tocó el corazón de sus discípulos que lo acompañaban.
La relación humana es el medio para que se manifieste la fe. Lo que se tiene que hacer es obedecer al Señor Jesús y dar testimonio de lo que hace.
El mayordomo que coordina la vida de la Iglesia, se da cuenta de que está actuando el Espíritu de Dios en medio de la comunidad. El discípulo está observando para después dar testimonio de las señales que hace Jesús.
Así se forma la gran familia de Dios. Así se forma este sentimiento de fraternidad al que Dios ha llamado desde el bautismo, así se cantará como Iglesia Particular lo que proclamaba la primera lectura. La comunidad está llamada a ser reflejo de lo que fue María. La Iglesia encuentra su modelo de vida en María. Cada uno tiene que decirle a los otros que actuemos en obediencia a lo que Jesús diga, así como lo expresó María.
María de los Remedios es la que está pendiente de nuestro caminar, por ese motivo la reunión en este día, para darle gracias y diciéndole que ayude a este pueblo a caminar. A ella le cantamos con fuerza: Ven con nosotros a caminar, ven y consuélanos como Madre, danos entusiasmo y permite que nuestra agua se convierta en vino. Que así sea.
+Carlos Aguiar Retes
Arzobispo de Tlalnepantla