Homilía Visita Pastoral Colegio Salesiano
22-Septiembre-2016
Tenía curiosidad de ver a Jesús.
Así dice el Evangelio de hoy: Herodes había escuchado tantas cosas acerca de la persona de Jesús, que le nació una inquietud de conocerlo, de saber quién era ese hombre. Quería saber quién era Jesús.
La curiosidad ni es buena ni es mala, es un elemento muy importante en la vida de una persona. Desde los niños más pequeños, cuando son bebés y comienzan a mover sus manos, les causa admiración porque aún no saben que son sus manos, les causa curiosidad las personas que están cerca, y así descubren sus manos, a su mamá, a su papá, a los demás.
La curiosidad es una inquietud muy importante para todo ser humano. El rey Herodes había ordenado la muerte de Juan Bautista, aquel que anunció a Jesucristo. El mismo Herodes que no respetó la vida del otro, le nace una curiosidad por conocer al mismo Jesús. Así, en las personas malas pueden surgir curiosidades que pueden ser buenas y ser nueva oportunidad de corregirse.
Sin embargo, Herodes tuvo la ocasión de conocer a Jesús y satisfacer su curiosidad; pero quedó decepcionado, porque tenía una idea equivocada de Jesús, pensaba que era un mago, que se la pasaba haciendo cosas imposibles y milagrosas. El mismo Jesús no quiso hacer ningún milagro en su presencia.
Herodes pierde la oportunidad de aprovechar su curiosidad para conocer a Jesús y lo que Jesús ofrece, algo mucho más sorprendente y enriquecedor que descubrir a un mago. Herodes hubiera descubierto que Jesús era el Hijo de Dios, hecho carne para mostrarle al ser humano el camino del desarrollo, del crecimiento y de la salvación, de la felicidad ,de la verdad, del saber para qué Dios regala esta vida y qué espera del hombre.
Por ello, los invito a cuidar que no les pase, lo que a Herodes. El hombre no debe hacerse una idea de Jesucristo a su gusto y medida; para ello debe tener cautela con lo que nos dicen de Jesús, quienes no lo aceptan y critican, o lo que presentan los medios de comunicación (Internet, Facebook, Twitter), hay que discernirlo.
El hombre tiene que conocer a Jesús tal como es, y para poderlo conocer tal cual es, no hay otro camino que: primero, conocerse así mismo; segundo, conocer a los demás y abrirse para compartir esos conocimientos; y tercero, conocer a Jesús en los Evangelios.
Venir a la escuela es una oportunidad enorme para conocerse a sí mismo y conocer a los demás. Se encuentran con mil doscientas personas, sin contar a los papás, maestros, cuerpo directivo del Colegio. Es una magnífica oportunidad de compartir con los otros.
Al estar compartiendo con los otros no fabriquen en su mente al otro, sino descubran su misterio lentamente en el trato directo y personal con los demás. Nunca la otra persona será igual que uno mismo. Nunca quieran que el otro sea como Ustedes imaginan. Nunca sigan el ejemplo de Herodes que imaginó a Jesús, como un mago, y así se cerró al conocimiento de la persona de Jesús.
Hay que estar abiertos a descubrir al otro como es, y eso les ayudará a descubrirse y entenderse mejor cómo es su propia persona. Cuando uno se descubre cómo es, entonces abrimos la ventana de mi persona para descubrir a Dios, pero si esa ventana no se abre, no descubriremos a Dios. El camino para conocer a Jesús y a Dios, es el mismo hombre, a la luz del Evangelio. Está en las manos de cada persona.
Seguramente que a los alumnos de secundaria y de preparatoria, más de un compañero en la calle les habrá preguntado, ¿de verdad, crees en Dios? Y al responder ustedes que sí creen, habrá respondido: ¡No existe!
No existe realmente para aquellos que han cerrado su interior, y va a ser muy difícil que lo descubran, pero si realmente abren el corazón y la mente, entonces entrarán en la posibilidad de encontrarse con Dios.
La primera lectura mencionó que en esta vida todo es vanidad, ¿de qué le sirve el trabajo al hombre, y poner todo su afán en obtener riqueza, si al final morirá e irá a una tumba, o a una urna, ¿de qué le sirvió ese afán? ¡Cuando no se descubre en esta vida a Dios, la vida no tiene sentido!
Nos preocupa a los mayores saber que hay adolescentes de doce, catorce, dieciséis, dieciocho años que se quitan la vida, que se suicidan, como lamentablemente pasa en el país. Nadie les ayudó a abrir su ventana del alma, de su espíritu, a encontrarse consigo mismo y descubrir en los demás la riqueza del otro, negándose a sí mismo esa oportunidad.
Por eso felicito a este Colegio que educa con la luz de una espiritualidad hermosa y fecunda, que dejó un hombre santo: San Juan Bosco.
Si relacionamos esta vida, lo que nos va tocando vivir, con la vida del más allá, encontraremos siempre un sentido, una razón, una lógica. ¡Encontraremos la verdad y la felicidad! Este es el esfuerzo educativo que se realiza cuando se conoce a Dios. Sus maestros lo hacen con esa convicción de manifestarles el camino de la vida.
Al celebrar esta Eucaristía, todos los Padres y Obispos unidos en una misma plegaria, pediremos por cada una de las personas que integran el Colegio Salesiano para que descubran el sentido de la vida, se conozcan a sí mismos y descubran la riqueza en los compañeros que tiene al lado: conocerse, amistarse quererse.
No olviden que la curiosidad es una inquietud importante, dejen que entre esa curiosidad en cada una de sus personas, esa curiosidad de conocer a Jesús, pero con el asombro y la sorpresa de descubrirlo como Él es. Que así sea.
+Carlos Aguiar Retes
Arzobispo de Tlalnepantla