HOMILíA COLEGIO MADDOX

December 31, 1969


HOMILíA COLEGIO MADDOX

 

Homilía Colegio Maddox

04-Noviembre-2016

 

Ustedes, son mi alegría y mi corona, manténganse fieles al Señor

 

Así termina la primera lectura del Apóstol San Pablo, dirigida a la comunidad de Filipo, y antes con dolor ha señalado que, no todos han seguido fieles al Señor y se han extraviado; sin embargo  hay otros que han seguido fieles al Señor y con el poder de Dios han podido formar la Comunidad Cristiana de Filipo.

 

La fidelidad nos mantiene en comunión con la propia familia, con la propia comunidad, con la sociedad.

 

El Papa Juan Pablo II en su primera visita a México, en 1979, en su primera homilía en la Catedral de México, habló de la fidelidad, y de ahí nació la frase que se expresa a cada Pontífice que ha visitado este país: ¡México siempre fiel!

 

El Papa explicaba, que la fidelidad tiene cuatro dimensiones, la primera es la búsqueda, hay que interesarse en buscar al Señor. La segunda es la aceptación de lo que Dios quiere de mí, porque en la fase de la búsqueda, el objetivo es saber qué quiere y espera Dios de mi vida. La búsqueda es discernir y clarificar lo que quiere de cada persona, el segundo paso es aceptarlo y apropiarse la voluntad de Dios.

 

La aceptación lleva a la tercera dimensión: la coherencia; es decir, habiendo descubierto lo que Dios quiere, hay que poner en práctica, lo que está en mis manos para que la voluntad de Dios se realice. Por tanto, la conducta debe ser adecuada a lo que Dios está pidiendo.

 

La cuarta dimensión es el más difícil: la perseverancia; porque es fácil ser fiel un día, y muy difícil toda la vida.

 

La fidelidad es la herramienta fundamental para que el hombre se mantenga en comunión con Dios. La fidelidad garantiza la intimidad y la amistad con Él. Así Dios regala su espíritu y el hombre queda fortalecido interiormente, ante cualquier circunstancia por más adversa y trágica que le toque vivir, el Señor regalará su presencia por medio del Espíritu Santo.

 

Por eso hay tantos ejemplos de hombres santos y heroicos en la vida de la Iglesia, que ante circunstancias muy difíciles han sabido incluso donar su vida, entregarla, siendo fieles a la voluntad del Padre.

 

Con la fidelidad se puede garantizar que nosotros seremos la alegría de la Iglesia, de la sociedad, que seremos personas propositivas, que siempre animan y alientan a los demás.

 

San Pablo concluye: Ustedes son mi alegría y mi corona. La corona no es  simplemente la que llevan los reyes, o cuando se proclaman reinas de belleza, etc. La corona expresa el culmen de un proceso. Así también Ustedes como hijos de Dios, miembros del Pueblo Santo son la alegría y corona de la Iglesia. San Pablo al hablar del dominio de Jesús sobre todas las cosas, indica que tiene lugar cuando nuestro cuerpo miserable y frágil, se transforme en un cuerpo glorioso: esa será la corona. La transformación por la resurrección, al final de la vida.

 

En el Evangelio, Jesús propone una parábola sobre un mal administrador que va a ser despedido. Éste se pone a pensar sobre cómo va a vivir, ahora que se quede sin trabajo. Jesús no aprueba dicha estrategia, sino advierte la sagacidad, la astucia que ha puesto este hombre para resolver su problema de vida. Ésa es la enseñanza cuando al final dice Jesús: los hijos de las tinieblas, los que hacen el mal, siempre encuentran la manera para resolver sus propios problemas, en cambio los hijos de la luz les cuesta más trabajo. Debemos aprender la lección y aprovechar la capacidad creativa y la imaginación, la astucia para hacer las cosas, pero para ser fieles.

 

No será fácil vivir la fidelidad todos los días. Como muestra la naturaleza habrá momentos de tranquilidad, de estabilidad, otros de tormentas y huracanes. Así es la vida humana. Eso es importante y se debe de tener siempre en cuenta, especialmente cuando se  tiene una situación compleja y adversa, porque se quiere en ese momento resolverla. Hay que afrontarla y vivirla, pensando en que la tormenta pasará y se saldrá adelante de esa situación. Hay que recordar siempre, que vendrá la calma, que se recuperará la estabilidad.

 

Es muy importante recordar que la fidelidad no consiste simplemente en  observar lo mandado, en observar las normas, en cumplir con los preceptos, inercia ordinaria porque así fuimos educados en la familia y la escuela.

 

El hombre ha sido formado para cumplir con la disciplina, el orden, ponerse de acuerdo con los demás para seguir un mismo paso, como ustedes lo hicieron tan bellamente esta mañana, al poner la palabra de bienvenidos entre todos. Ese orden es necesario, pero la fidelidad, va más allá.

 

No basta ser fieles a las normas, hay que usar la astucia, la sagacidad, la capacidad creativa para implementar el Reino de Dios, en medio de la sociedad en la que se vive.

 

El plan de Dios no es que reine el mal, no es que reine la  inseguridad y la falta de respeto a la dignidad humana. Lo que  Dios quiere es una sociedad fraterna, justa, que sepa convivir y compartir y que generosamente ponga en común las habilidades de cada persona. Así se edifica el Reino de Dios.

 

¿Cómo se puede hacer presente ese Reino de Dios? Todo el desarrollo en su proceso formativo les ayudará a generar esa sagacidad y astucia para enfrentar el mundo, discerniendo lo que no le beneficia y descubriendo lo que le aprovecha y le hará bien a la sociedad.

 

La última consideración sobre la fidelidad es que se realice en comunión, no aisladamente, no se puede solo, nos necesitamos. Ésta es una tarea que exige la participación como comunidad. Por eso, es tan hermoso que Ustedes aprendan a convivir desde jóvenes en la fraternidad, en la solidaridad, porque se están preparando para poder después hacerlo desde distintos ámbitos, donde les toque desarrollarse como personas.

 

El Señor Jesús los bendiga a todos, y nos ayude a establecer el proyecto del Reino de Dios en nuestra sociedad. Que así sea.

 

 

 

+Carlos Aguiar Retes

Arzobispo de Tlalnepantla