Homilía Domingo I de Adviento
27-Noviembre-2016
Ya no se adiestrarán para la guerra
En este tiempo de adviento que hoy iniciamos, la liturgia propone lecturas para generar esperanza. Por esa razón, esta lectura del profeta Isaías recuerda que el proyecto de Dios, no es la violencia, la confrontación, la guerra. El proyecto de Dios es la fraternidad entre los hombres y entre los pueblos para formar una sola familia en torno a Cristo, el Señor de la Historia.
De ahí que el texto afirme: será el árbitro de las naciones y el juez de pueblos numerosos, de las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas, ya no alzará espada pueblo contra pueblo, ya no se adiestrarán para la guerra. Ésta es la forma como Dios quiere que camine la humanidad.
San Pablo en la segunda lectura da un criterio muy importante para ser instrumento en este proyecto de Dios, dice: tomen en cuenta el momento en que vivimos, ya es hora que se despierten del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer.
Ya es hora de despertar, y más adelante dice: la noche está avanzando, y se acerca el día, desechemos las obras de las tinieblas y revistámonos con las armas de la luz.
Lo primero a que invita San Pablo es a tomar en cuenta el momento en el que vivimos. Percibimos que las inercias sociales van en el sentido contrario del Reino de Dios, del encuentro con Dios. La sociedad se prepara con más policías porque hay inseguridad, se prepara la gente para cuidarse y protegerse porque no se respetan unos a otros, hay agresiones y violencia, no hay respeto a la dignidad del ser humano.
Tomen en cuenta el momento en que vivimos, con realismo. El proyecto de Dios no es utópico, es para cada uno de nosotros, en este tiempo. ¿Qué necesita Dios para que se viva ya el Reino de Dios? Que el hombre le corresponda, que seamos esas lanzas que se vuelven podaderas, esas espadas que se convierten en arados, que cada persona contribuya con su esfuerzo y la relación fraterna para construir el Reino de Dios en medio de nosotros.
¿Cómo se puede hacer? El texto menciona que la humanidad se encuentra en la noche. Es cierto, muchas circunstancias sociales en este tiempo reflejan que es de noche. Hay temores, angustias, el hombre no se siente bien, hay desconocimiento de unos a otros.
Este tiempo del adviento, nos anuncia que ya está cerca el día, el Señor viene, eso es lo que tiene que motivar a cada persona. El Papa Francisco, por esa razón, declaró un año de la misericordia, porque solamente a partir de la misericordia el hombre se puede reencontrar como hermano, de unos y otros.
El hombre venía acostumbrado por la cultura, a que espontáneamente se creía en Dios, se aceptaba a Dios en la vida Social y pública. Sin embargo por el tiempo en el que se vive, ya no todos tienen esa convicción, la cultura se ha fracturado, el consenso de valores ya no es unánime. Es de noche, es cierto, caminamos en las tinieblas.
Pero la luz del sol está para salir de nuevo. Ese sol es Jesucristo, se puede anunciar, como lo dice el Papa Francisco, no insistiendo en primer momento en el cumplimiento de las normas y preceptos: asistir a misa el domingo, tener que confesarte, etc. En este tiempo en que vivimos, dice el Papa: lo que primero se tiene que manifestar es la misericordia de Dios que ama al hombre, después vendrán los preceptos, como lo dice Pablo en la lectura que se acaba de escuchar.
Nos vamos a comportar como en pleno día, cuando se tome conciencia de que el sol, Jesucristo, está viviendo en medio de nosotros. Cuando volvamos a Cristo, la cultura se transformará; pero hay que transmitir ese sol, y ese sol es la misericordia. Si se comprende al otro, sea la situación que sea, lo recibimos, lo aceptamos, y lo tratamos como hermano, Dios mismo se estará manifestando en medio de su pueblo. Se debe caminar a la luz de este sol, el sol de la misericordia de Dios, nuestro Padre.
El Evangelio de hoy también nos invita a estar preparados y estar alerta, precisamente ahora más que nunca, porque es de noche, porque se camina en la obscuridad y tinieblas, porque no todos han descubierto que Cristo camina con el hombre. Dar a conocer a Cristo es la mejor manera para mantenerse alerta.
Por esa razón, como Iglesia de Tlalnepantla hemos salido, y seguiremos saliendo cada Domingo de Ascensión, a tocar puertas, a visitar los hogares en donde hay tantos católicos distantes, tenemos que ir a visitarlos, decirles que no tengan miedo, que la misericordia de Dios los acoge a través de nosotros.
Por eso nuestros procesos de formación en las pequeñas comunidades, para que a la luz de la Palabra brille el sol y venga el día. Ésta es la forma de estar alerta, es la forma de prepararnos para la hora en que venga el Hijo del Hombre y nos recoja y lleve con Él.
Porque ciertamente aunque somos una familia, hermanos e hijos de Dios, Jesús nos previene que si están dos, uno será llevado y el otro dejado, porque la responsabilidad es personal. Cada uno tiene que dar su respuesta, pero entendamos que esa respuesta se une a la respuesta de los demás y se vuelve comunitaria, es en comunión , es en Iglesia.
Es así como debemos prepararnos a vivir este Adviento, con más alegría, y esperanza, porque Cristo camina con nosotros. Que así sea.
+Carlos Cardenal Aguiar Retes
Arzobispo de Tlalnepantla