Homilía
V Domingo de Cuaresma
“Yo tampoco te condeno, vete y no hagas lo mismo”
Muy queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús, hoy me alegra que concelebre esta eucaristía conmigo, mi Obispo Auxiliar, Mons. Efraín Mendoza y el Padre Abraham, Vicario de esta Catedral.
Seguimos caminando rumbo a la Pascua del Señor y estamos ante el quinto domingo de cuaresma, el próximo domingo celebraremos el Domingo de ramos, el inicio de la Semana Santa donde estamos invitados a vivir los misterios de nuestra fe, la pasión, muerte y Resurrección del Señor, esta es la meta de la cuaresma, llegar a la Pascua.
Recordarán ustedes, el domingo pasado, el bello pasaje del Hijo Pródigo, del Padre Misericordioso, donde la enseñanza fundamental es el perdón y la misericordia de Dios, cómo este hijo se equivoco pero reaccionó, se arrepintió y volvió a la casa del padre y el padre lo recibió e hizo una fiesta muy grande porque había perdido un hijo y lo había recobrado.
Hoy, en este domingo, la enseñanza es la misma, el perdón y la misericordia de Dios, pues aquella mujer adultera se encuentra con Jesús, Él nunca está en contra del pecador sino del pecado. A esta mujer Jesús le dice: “¿quiénes te han condenado?”, Nadie -respondió-, “yo tampoco, vete y no hagas lo mismo”. Vemos a un Dios que nos perdona porque nos ama porque es misericordioso, pero podemos ver cómo se desarrolla todo el Evangelio.
Encontramos nuevamente a los fariseos y escribas, cuando está Jesús siempre hubo conflicto, pero Él quería que ellos también se convirtieran, aunque ellos se erigían como jueces y querían ponerle una trampa a Jesús, le llevan a una mujer adultera y le dicen lo que decía la ley de Moisés, que a una mujer que encontraban en adulterio debían llevarla a la plaza y apedrearla, que ¿qué hacían?. Si Jesús decía que no, iba a ir contra la ley, contra Moisés, y si decía que sí, también se trataba de una trampa, porque Él predicaba el perdón y la misericordia ¿cómo podría permitir que la apedrearan?.
Cualquiera de sus respuestas iba a tener problemas, sin embrago, Jesús se agacha y comienza a escribir y ellos insisten en qué es lo que tienen que hacer, entonces el dice “quien no tenga culpa, quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra” y nos platica el Evangelio que empezaron a retirase empezando por los más viejos, de los más grandes, hasta que se fueron todos, seguramente que ese día cambió la vida de esta mujer, pues se sintió amada, se sintió perdonada, llena de misericordia.
Una pregunta muy importante para nuestra vida es ¿cuál es nuestra actitud?, a veces podemos parecernos a los fariseos, a los escribas, que somos jueces, que por nuestros ojos desfilan todas las personas y las criticamos, las condenamos muchas veces, pero hoy tenemos la enseñanza de Jesús, el perdón y la misericordia. A veces podemos ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga que traemos.
Hoy se nos invita a recorrer ese camino de parecernos más a Jesús, de seguir sus huellas, de ser misericordiosos, Él nos perdona, y este tiempo de cuaresma es tiempo especialmente de conversión, de cambio de acuerdo al proyecto del Señor.
Por otro lado la segunda lectura también es muy edificante porque nosotros necesitamos experiencias, testimonios y ahí tenemos el testimonio de Pablo de Tarso, Saulo, que tuvo una conversión que él platica de una manera muy sencilla porque dice cómo su vida cambió cuando conoció a Cristo y esa es otra de las preguntas que podemos nosotros hacernos ¿cómo va nuestro encuentro con el Señor?.
Pablo dice que todo lo considera basura al lado de haber conocido a Jesús, lo mejor que nos puedo pasar en la vida es tener un encuentro con Cristo, porque Cristo va a cambiar nuestra visión, nuestros valores, nuestra manera de relacionarnos, nuestra vida y Pablo lo experimentó y dice “todavía no soy perfecto”, se fue configurando a Cristo y tenía una lucha de todos los días, pero estaba en la lucha correcta. Por eso son bien importantes tres palabras que todos los cristianos deberíamos comprender que son:
1 Encuentro: lo primero es conocer a Cristo, lo primero es tener un encuentro con Cristo, el Kerigma, aunque el Kerigma sea siempre pero se necesita tener un encuentro con Cristo porque el que se encuentra con Cristo va a ser su discípulo, va a seguirlo, y esa es la segunda palabra.
2 Seguirlo: vale la pena conocerlo y lo sigo.
3 Anunciarlo: me convierto en misionero, es una practica muy hermosa aquí en la Diócesis de Tlalnepantla la misión, salir para compartir una experiencia de fe.
Que el Señor nos ayude a todos, que el Espíritu Santo nos ilumine para que sigamos este camino de conversión, en esta cuaresma, para llegar a la Pascua del Señor.
Así sea.