Bendita Cruz que nos das la Salvación, que nos das el camino para ser discípulos del Señor
Hoy celebramos en este viernes santo, la muerte del Señor que ha dado la vida por todos nosotros. De estos oficios que estamos celebrando, esta celebración es la más austera, porque hoy no se celebra la eucaristía y por eso nosotros podemos ver también el altar que no tiene mantel, no hay velas, no hay flores, es un día para celebrar la muerte de Señor, para estar en esa actitud contemplativa de lo que hizo por nosotros para salvarnos, para abrirnos el Reino de los cielos, y por eso esta celebración tiene tres partes; en la primer parte la liturgia de la Palabra, hemos escuchado estas lecturas y también la pasión según San Juan; la segunda parte es la adoración de la santa cruz y la tercera parte será la sagrada comunión.
Un día que platicaba con el Cardenal Leonardo Sandri, que fue Nuncio aquí en México y que actualmente es Cardenal en el dicasterio para las iglesias orientales, realmente estuvo muy poco tiempo en México, un año y medio aproximadamente, y yo le preguntaba ¿qué era lo que más le había llamado la atención en México en el año y medio que había estado? Él me dijo “el viacrucis de Iztapalapa” porque ese viacrucis congrega a millones de personas, y vemos nosotros como el viacrucis en todo México es una piedad popular que tiene mucha acogida entre las personas, cómo durante la mañana del viernes santo o en la tardecita que se celebra hay multitudes, hay mucha gente y pareciera que hoy termina ya la Semana Santa, es un día muy importante porque nosotros celebramos la muerte del Señor y no hay resurrección sin muerte y ciertamente algo muy sencillo pero que nos puede iluminar a nosotros es contemplar la cruz, la cruz tiene dos leños, uno que es vertical y el otro horizontal, y el vertical nos recuerda el primer mandamiento “amarás a Dios sobre todas las cosas” y el segundo, el leño horizontal el amor al prójimo, a nuestros hermanos.
Jesús toma todo el pecado de la humanidad, yo he pensado que ese viacrusis después de haber tenido ese juicio político basado en lo religioso, porque se le acusaba que se decía el Hijo de Dios, y sabemos todo lo que pasó en el juicio y cómo fue escarnecido, golpeado, lo desfiguraron, realmente como lo dice el profeta Isaías, ya no tenía forma humana, ya no se veía su rostro. Pero todavía era más fuerte el pecado moral, todo lo que cargaba sobre sus espaldas, por eso hoy tenemos que contemplar a ese Jesús que fue fiel al Padre hasta la muerte por eso decía al inicio que nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Y hoy le damos las gracias a Jesús porque dió la vida por nosotros, y esa cruz que es el signo de los cristianos es algo que nos recuerda siempre el amor, lo que les decía el amor a Dios y al prójimo. Alguien decía que si los católicos somos masoquistas y nos gusta sufrir y nos gusta ver a un Cristo ensangrentado, crucificado, pero nosotros sabemos que la historia no termina ahí sino que el Padre lo resucita.
Jesús pudo elegir otra manera para salvarnos, el mismo Dios, el todopoderoso, pero Él quiso tomar la cruz, bendita cruz que nos da la salvación, que nos da el camino para ser discípulos del Señor.
Por eso queridos hermanos y hermanas en ese ambiente de serenidad de silencio de contemplación le damos las gracias a Jesús porque dió la vida por nosotros. Pero también pensaba yo ¿por qué la gente se idéntica más con un Cristo crucificado?, porque nuestra vida es complicada, vemos en nuestra sociedad toda la problemática, la violencia, la inseguridad, la migración, la pobreza y la gente se identifica con un Cristo crucificado, pero nosotros sabemos que el Padre lo ha resucitado ¿cuántos de nuestros hermanos llevan cruces y nosotros tal vez con nuestras actitudes, nuestra manera de ser hacemos más pesadas las cruces de nuestros hermanos?, como Simón de Cirene que le ayudó a Jesús a cargar la cruz, también nosotros podemos ayudar a cargar la cruz de aquellos que la llevan y que está muy pesada,
¡Gracias Señor porque diste la vida por nosotros en la cruz! Te pedimos que nos ayudes a ser tus discípulos y seguir caminando para anunciar también tú resurrección.
Así sea.
+ José Antonio Fernández Hurtado
Arzobispo de Tlalnepantla