¡Ha resucitado el Señor!
Queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús, hoy es el domingo más importante de todo el año, es la fiesta numero uno porque hoy celebramos la Pascua, el paso de la muerte a la vida, el paso de la esclavitud a la libertad, el paso del pecado a la gracia; es la número uno de las fiestas de los cristianos, la número dos es la Navidad porque es el misterio de la encarnación.
Tal vez, después de toda una semana santa, donde hay descanso y celebraciones, puede venir un cansancio ya el domingo de Pascua, pero yo quiero invitarlos para que hoy le demos el sentido que tiene este domingo, domingo de resurrección, ya que es la verdad más importante de nuestra fe, porque si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe.
La resurrección del Señor le da sentido a la vida, a lo que hacemos, a lo que vivimos, porque nosotros sabemos que nuestra vida es un caminar, que venimos de Dios y vamos hacia Dios y eso lo recordamos el miércoles de ceniza, que somos seres finitos y nuestro destino es vivir en la casa del Señor, por eso la resurrección cambia, es un parteaguas en la historia de la humanidad, no fue una ilusión, ni es un mito.
Realmente Cristo resucitó después de haber padecido, de haber sido clavado en la cruz y recordamos que -nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos- fue obediente hasta la muerte, pero el Padre lo resucitó al tercer día; vemos también que las mujeres -María Magdalena siempre haciendo cabeza- muy de madrugada va corriendo al sepulcro, llevaba perfume para embalsamar el cuerpo del Señor y vieron que la piedra estaba removida, ella corriendo regresa para ver al líder, al que estaba al frente de los apóstoles, a Pedro y él va corriendo junto con Juan, que es más joven y llega primero, aunque solamente se asoma y ve que no hay nadie, espera a que llegue Pedro y él entra al sepulcro pero solamente están los lienzos y el sudario, pues ¡el Señor ha resucitado!.
Por eso, queridos hermanos, el domingo es un día especial para alabar y bendecir al Señor, todos los días tenemos que bendecirlo, pero el domingo le dedicamos un tiempo para escuchar su proyecto.
Es muy hermosos cuando nosotros vamos a misa, no sólo porque cumplimos, sino porque tenemos hambre de la Palabra de Dios y ahí escuchamos al resucitado que nos va dando la dirección, por dónde debemos caminar. Muchas veces nos sentimos agobiados por la situación en que vive nuestro mundo con tantos problemas donde impera la cultura de la muerte, pero el que tiene la última para es Dios, Cristo resucitado, Él es el todopoderoso y ojalá que nosotros realmente tomemos muy en serio la Pascua del Señor.
Hay un libro en la Sagrada Escritura que ustedes conocen que se llama ”Hechos de los Apóstoles” y este libro lo leemos en este tiempo de Pascua, trata sobre los comienzos de la Iglesia, sobre cómo vivían las primeras comunidades, era un ambiente difícil, era tiempo de persecución, pero los apóstoles hacían oración y le pedía a Dios valentía para anunciar su Palabra, recibían al Espíritu Santo y salían a predicar a Jesucristo resucitado, lo que habían visto, lo que habitan oido porque había cambiado su vida.
Es lo que tenemos que hacer los cristianos, narrar la historia de Jesús, no un Jesús que quedó muerto solamente, sino que está resucitado, ¡Cristo vive!, por eso este slogan que he escuchado aquí en esta querida Arquidiócesis de Tlalnepantla -¡Cristo Vive! - ¡en medio de nosotros!, es una verdad, Cristo vive, Cristo ha resucitado, muchos quisieran que Cristo estuviera muerto, pero Cristo sigue vigente en la historia, queremos que esté presente en nuestro México donde hay tanta violencia.
El proyecto de Dios es el Reino, que lo construyamos, un Reino de paz, pero esta paz que sea fruto de la justicia, un mundo de fraternidad, un mundo de solidaridad, un mundo de hermanos.
Fíjense cómo Jesús viene a la tierra a decirnos una cosa muy importante, que somos hijos de Dios y que somos hermanos entre nosotros, la familia cristiana, la familia del Señor.
Que los domingos, siempre que celebramos la Eucaristía, celebramos la victoria del Señor, que hagamos un propósito en la Pascua de leer el libro de los Hechos de los Apóstoles porque también es una manera para confrontarnos, pues las primeras comunidades cristianas son algo tan antiguo, pero también nuevo, porque los primeros cristiano vivían unidos, compartían lo que tenían, eran asiduos a la Palabra y a la fracción del pan.
Podemos preguntados ¿no tenían problemas?. Claro que tenían muchos problemas, pero en el centro estaba Cristo resucitado.
Que el Señor Dios nos bendiga y que esta Pascua la vivamos como cristianos con mayor compromiso en nuestra vida, con la fuerza del Espíritu Santo. Amén.
+ José Antonio Fernández Hurtado
Arzobispo de Tlalnepantla