HOMILÍA VISITA PASTORAL ZONA I

December 31, 1969


HOMILÍA VISITA PASTORAL ZONA I

 

Festividad de la Santa Cruz

Queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús, hoy es una tarde-noche muy confortable que nos alegra el corazón porque tenemos un encuentro con Cristo Vivo, Cristo que murió por nosotros, que dio la vida por nosotros y el Padre lo resucitó. Es un encuentro también entre pastores y fieles, conectados en una misma dirección de transmitir el mensaje de Jesús.

Es una fiesta muy sentida en México la fiesta de la Santa Cruz y también, pues, hoy yo quiero que pidamos por aquellos que se dedican a la construcción, los albañiles, los ingenieros, los arquitectos que tanto bien nos hacen, porque donde estamos en los lugares han trabajado, en las parroquias, en los templos, en los edificios, y es una fecha que a los de la construcción no se les olvida. En muchos lugares ponen la cruz cuando empieza una construcción, y también a mí me tocó en la parte donde estaba con mineros, donde iba yo también a celebrar la misa a las minas, pero antes de llegar había una procesión en este día con diferentes cruces. Creo que es un día para pensar de una manera muy especial en el amor que Dios nos tiene, porque ha dado la vida por nosotros.

En las experiencias que manifestaban decían que a las personas les decían: “Cristo te ama“, porque es una realidad que cambia la vida de cada uno de nosotros sentirnos amados. ¿A ustedes les gusta que los quieran o no? ¿Verdad que cuando nos quiere nuestra mamá, nuestro papá, nuestro amigo, nuestro hermano, al estar cerca de nosotros y le dicen: te quiero, o te amo sentimos muy bonito? Pero saber que Cristo nos ama le cambia todo el sentido a nuestra vida, y por eso hoy tenemos esta expresión del amor del Señor.

Es una fiesta que antes se realizaba en septiembre. Acabamos nosotros de vivir la Semana Santa, y el Viernes Santo es la adoración de la Santa Cruz, y contemplábamos esa Cruz. Hoy estamos en tiempo de Pascua pero es una fiesta que la tradición en México, les decía, la ha mantenido y realmente sentirnos de hecho amados por el Señor es algo que no tiene palabra, realmente hoy sentir, tener esa experiencia. Pero yo les decía hace rato que cuando tenemos esta experiencia, que va haciendo también un proceso, que el señor se los va apareciendo en distintas etapas de nuestra vida, y cuando descubrimos este Señor que nos ama nosotros lo manifestamos a los demás.

Es muy bonito pintar y narrar la historia de Jesús de Nazaret; es muy hermoso también ver toda la historia de la salvación, cómo Dios es una historia de amor. La Sagrada Escritura es una historia de amor de Dios con nosotros, con el ser humano, con su pueblo, pero lo escuchamos hoy en la lectura cómo Cristo siendo Dios no se aferró a las prerrogativas de ser Dios, sino que se anonadó, se hizo como nosotros y dio la vida, murió en la cruz.

Hoy en la celebración que tuvimos en el episcopado, que le tocó presidir a Mons. Rogelio Cabrera, presidente de la conferencia, nos ayudaba a reflexionar cómo nosotros traemos una cruz. Nos dice el mismo evangelio: “el que quiera ser discípulo mío que tome la cruz de cada día y que me siga”. Los obispos traemos un pectoral y no es de adorno, es querer dar nuestra vida, regalar nuestra vida, gastar nuestra vida por los demás, y ustedes también están invitados, como seguidores del Señor, a dar la vida por los demás. Pero algo que me llamaba mucho la atención es cómo decía él que muchas personas llevan cruces, cómo nuestro México es un hospital o es también un cementerio, cómo hay tantas personas que han muerto, como hay tantas personas que sufren, que están heridas, que están con problemas de distinto tipo y cómo nosotros también tenemos que tener la actitud de ayudar. Simón de Cirene le ayudó a Jesús, no porque él quería sino porque lo aventaron para que él le ayudará con la cruz, pero lo hizo y le ayudó. Muchos de nuestros hermanos llevan cruces muy pesadas; hay veces que por nuestras actitudes, por nuestra manera de ser, hacemos más pesadas las cruces que traen nuestros hermanos; o también con nuestras actitudes podemos ayudar a que las cruces de nuestros hermanos sean menos pesadas.

La Cruz es la expresión del amor total del Señor. Así es que hoy estamos invitados a ver esa Cruz y también a decirle al Señor que nosotros vayamos siendo capaces de dar la vida por los demás y que ahora esta misión, ese día que se acerca ya, también nos ayude a que todos no lo hagamos, creo que no es el caso, por una costumbre o por una obligación sino porque ya va haciendo algo de una experiencia de amor para los demás. Que el Señor nos bendiga a todos y nos ayude a amar en primer lugar a Dios y después a las personas. Así sea.

 

+ Mons. José Antonio Fernández Hurtado

Arzobispo de Tlalnepantla