Homilia
Visita Pastoral
Zona II, San Bartolomé Apóstol
Damos gracias a Dios por esta jornada que hemos tenido en este municipio de Naucalpan, donde hemos crecido en comunión, hemos tenido la reunión con los sacerdotes, también con la Lic. Arq. Paty Durán y sus colaboradores y la reunión con ustedes, agentes de pastoral.
Yo creo que es motivo para darle gracias a Dios, porque nos llena el corazón de alegría para continuar como esos discípulos misioneros de Jesucristo, sin duda que estos días es impactante la lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles y es un retrato también de lo que nosotros queremos vivir y estamos viviendo, me llama la atención como sucedieron muchas cosas después de el comienzo de la Iglesia, una Iglesia misionera, una Iglesia que tiene una misión, la tarea de llevar el Evangelio de Jesucristo, yo siempre digo que es narrar la historia de Jesús de Nazaret.
Algo que me llama mucho la atención en la lectura es que había persecución, había muerto Bernabé y había persecución, no era sencilla la realidad, sin embargo, esos primeros cristianos que estaban convencidos, porque habían experimentado el encuentro con el Señor, que cambió sus vidas y una de las cosas también que está en la lectura es que cuando uno tiene persecución lo acorralan y tiene que andar por todos lados y salir, sin embargo, por donde pasaban anunciaban el Evangelio.
Los testimonios que escuchamos se quedan muy grabados porque son vida y han tenido ustedes la experiencia donde han llegado a casas donde los reciben y los rechazan, donde se han animado también para ir a esas tiendas, centros comerciales, que ya son algunas catedrales porque hay muchísima gente, de alguna manera estamos en una persecución, muy fina, pero también hay persecución a la Iglesia y, ahí, en el cambio de época donde el ambiente es pagano, en ese ambiente, llevar la luz del Evangelio es algo muy importante.
¿Se acuerdan ustedes en la figura también de Saulo? Ese Saulo que después se convirtió en un gran Apóstol, él perseguía a los cristianos porque todavía no tenía el encuentro con el Señor, cuando tiene el encuentro su vida cambia y hoy en los testimonios varias veces escuché cómo encontraron a Jesús.
Esta quinta Gran Misión, estoy seguro que va a llegar a muchas personas, decía el padre Salvador cómo nosotros debemos ser instrumentos, instrumentos buenos y el Señor hace lo demás. Así es que el libro de los Hechos de los Apóstoles nos debe de animar a nosotros a que el que quiere ser discípulo, el que quiere ser misionero, no es tan sencillo, pero, ¿qué pasa después de que terminan la jornada de la misión? ¿cómo llegan a su casa? bien cansados, bien cansadas pero felices, felices porque el Señor siempre da mucho en esta experiencia.
Tenemos que ir haciendo y buscando ser esos cristianos maduros donde la misión sea una tarea permanente y cómo podremos nosotros anunciar a Jesús en la política, en la economía, en la cultura, en la casa, en la escuela, y eso es la misión permanente. La misión permanente es llevar a Jesucristo a los demás, pero necesitamos siempre una espiritualidad, esto no es nada más como les decía una boda sino tenemos que llevar un estilo como cristianos, evangelizar con un estilo de vida, y para eso necesitamos tener ese contacto con el Señor.
Hoy el Evangelio nos habla de todo ese discurso del pan de vida, necesitamos nosotros el alimento del Señor. Una vez me llamó mucho la atención lo que un laico decía, era un poco la radical la expresión, pero tiene también su profundidad, decía que nosotros no tenemos derecho a hablar de Dios, si no hablamos primero con Dios; primero hablar con Dios para después poder hablar de Él, si no pueden ser, también, sólo ideas, pueden ser sólo doctrinas, pero cuando nosotros tenemos contacto profundo con el Señor, en especial en la Eucaristía y lo recibimos, nosotros también vamos a poder ser auténticos y transmitirlo al Señor.
Nos seguimos preparando con mucha alegría, cuando uno va a correr un maratón de 42km y no entrena, cuando lleva 2 kilómetros ya se cansó, necesitamos prepararnos, ha sido toda una preparación con los temas en las parroquias, con toda una mística, con todo un contenido para que esa misión sea un día de júbilo en nuestra Arquidiócesis, pero también estamos nosotros apostando por los procesos, procesos pastorales.
Esta misión nos va a llenar de alegría pero nos debe seguir conduciendo a seguir dando el testimonio que el Espíritu Santo nos llene de alegría en esta misión que vamos a realizar.
Que así sea.
+José Antonio Fernandez Hurtado
Arzobispo de Tlalnepantla