HOMILíA MISA DE ENVíO EN ZONA PASTORAL III

December 31, 1969


HOMILíA MISA DE ENVíO EN ZONA PASTORAL III

 

Homilía Misa de envío en Zona Pastoral III

 

Hermanos y hermanas en Cristo Jesús, los saludo a todos con mucho cariño en esta jornada que hemos tenido esta tarde en la zona Pastoral número III.

Sin duda que la vida de los apóstoles antes de la venida del Espíritu Santo fue muy distinta, cuando crucificaron a Jesús, los apóstoles estaban encerrados, tenia mucho miedo y era algo natural porque habían matado al Maestro, y estaban escondidos allí estaba también la Virgen María animándolos, cuando llega el Espíritu Santo se les quita el miedo y su actitud cambia, porque Él abre las puertas, y empiezan con su fuerza a predicar el evangelio de Jesucristo. Este tiempo de pascua es un tiempo muy hermoso porque pensamos nosotros en la vida de las primeras comunidades cristianas, en su nacimiento, en cómo fueron creciendo, esa Iglesia a la que nosotros pertenecemos; “Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio, bauticen en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo”, también nosotros queremos ser Iglesia en salida, de puertas abiertas, que esté guiada por el Espíritu Santo.

Vemos hoy el ejemplo tan bonito de Felipe que cuando se encuentra al Etíope, aquella persona extranjera que estaba buscando a Jesús, y sin duda que ha leído algunos pasajes, Felipe guiado por el espíritu santo se acerca y aprovecha la disponibilidad del Etíope y empieza a explicarle las escrituras, del antiguo testamento hasta llegar a Jesucristo. Creo que los testimonios que escuchamos hoy nos animan y nos fortalecen, tenemos en la mente que procesar todas esas experiencias que nos animan a dejarnos guiar por el Espíritu Santo, se necesita ahora perder el miedo, cuando nosotros confiamos solamente de la humanidad, en nuestra capacidad, nuestras fuerzas, vamos a encontrar que somos débiles pero cuando sentimos la fuerza del Señor, la fuerza del Espíritu Santo, vamos a ser aquellos apóstoles que no les importaba que los criticarán, incluso que los metieron a la cárcel, pero ellos estaban muy contentos porque proclamaban a Jesucristo el Señor que había cambiado su vida y ellos que habían tenido el encuentro con Cristo también querían que tocara la vida de otros para que tuvieran sentido

 Una experiencia muy bonita en Chile, en la pastoral juvenil se reunieron diez mil jóvenes y se dedicaron a  inflar globos de gas, y a cada globo le pusieron una cita de la sagrada escritura, después en distintas partes de la ciudad de Santiago de Chile, al mismo tiempo lanzaron los diez mil globos y llegaron a muchos lugares, y cada que un globo llegaba a las personas les llegaba un pasaje de la Escritura así querían ellos evangelizar. Escuchamos las dificultades que se tienen para evangelizar, pero también hay esa creatividad, ciertamente yo veo con muy buenos ojos esta gran misión, porque nuestra gente también necesita de signos visibles, de un impacto, de un día en que toda la Arquidiócesis se pone en marcha para anunciar a Jesús, pero escuchamos muchas veces cómo esta misión, como lo dice el Papa, lo dice el documento de Aparecida debe ser una misión permanente de todos los días, y entra también la creatividad de cada parroquia de las circunstancias, de cómo se vive, de la realidad y cómo se puede vivir lo que nos indica el Papa, salir a las periferias geográficas y existenciales, y eso es permanente, todos los días, pero también de una manera organizada se pueden ir haciendo un día al año, porque como decía nuestra gente necesita de impacto, disculpen que les diga pero yo a veces siento que a los católicos nos falta que nos crezca el autoestima, que nos animemos, que juntos vayamos anunciando Jesús con mucha alegría; supongo que cuando pasan estas experiencias de la misión nos crece el autoestima porque naturalmente nosotros estamos convencidos de que Jesucristo es el Señor, decía el cardenal de Honduras, Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, que en algunos domingos se iba en su carrito para a estar afuera de algunas parroquias y después veía que la gente se veía como cabizbaja, triste y decía, “¿pues qué pasó, de dónde salieron?”, yo creo que cuando uno sale de la celebración de la eucaristía debe salir brincando con gusto, con alegría, porque tuvo ese contacto con la palabra de Dios y recibió al Señor y eso le permite a uno ir a mostrar el rostro de Jesús  a todos, que vayamos cambiando ese rostro, me parece muy importante como lo decía Monseñor Jorge esos procesos, respetarlos y seguir caminando a esa Gran Misión que yo la voy entendiendo cada día mas, darle seguimiento a través de los retiros, a través de las pequeñas comunidades. Las primeras comunidades permanecían unidas en torno a la palabra, en torno a la eucaristía y eso les daba mucha fortaleza para seguir evangelizando, que bonito sería que también se siga ese proceso y de que digamos el Señor hizo maravillas y el Espíritu Santo actuó, ahora tenemos más comunidades que quieren ir comprometiéndose en la transformación de la realidad, el Papa ayer decía que la levadura influye en todo, y debemos ser levadura, debemos ser fermento para que vaya perneando en esta sociedad en la que vivimos, que seamos como decían algunos en los testimonios, sembradores, a nosotros nos toca la valentía, nos toca sembrar y el Señor le va dando crecimiento, que el Espíritu Santo nos acompañe en nuestra vida y en especial en esta quinta Gran Misión en nuestra Arquidiócesis.

Así sea.

 

+Mons. José Antonio Fernández Hurtado

Arzobispo de Tlalnepantla