HOMILÍA DE NAVIDAD

December 31, 1969


HOMILÍA DE NAVIDAD

 

El nacimiento de Jesús en Belén no es simplemente un acontecimiento histórico, un acontecimiento a recordar, sino que es un camino que se ha gestado para la humanidad y aquí, en este prólogo del Evangelio de San Juan, nos da algunos de esos elementos para que podamos entender por qué el nacimiento de Jesucristo le da rumbo a la historia de la humanidad y nos da camino a cada uno de nosotros. Jesucristo trae la gracia. La gracia es el auxilio divino para que nuestra voluntad y nuestra interioridad se fortalezcan de forma que pueda cumplir el propósito para el que fuimos creados. Sin la gracia divina el hombre frágil cae, el hombre se derrumba ante cualquier tentación, no resiste los embates de la corrupción, de la violencia, de la agresividad, en fin, de la presencia del mal. Con la gracia el ser humano se fortalece a tal punto que se vuelve invencible, se vuelve un hombre fuerte ante cualquier adversidad. Y eso trajo Jesucristo, la gracia de Dios, pero también trajo la verdad porque no muestra el verdadero rostro de Dios. El rostro de un Padre misericordioso, comprensivo y siempre preocupado por su creatura predilecta, el ser humano. La gracia y la verdad vinieron por Jesucristo.

Hoy vemos en nuestra sociedad, cómo anda el pueblo buscando a Dios, pero por caminos que no lo van a conducir. Está buscando a un Dios a la medida de sus necesidades; y el verdadero Dios que nos descubrió Jesucristo es un Dios que va más allá de lo que nosotros imaginamos. Quién hubiera pensado que el ser humano estaba destinado para toda una eternidad a compartir la misma vida de Dios. Jamás ninguna cultura lo imagino ni lo supuso. Siempre el hombre ha pensado en un Dios distante, en un Dios lejano, de quien hay que cuidarse y tenerle miedo porque no nos vaya a castigar. Esa es la imagen que el ser humano por instinto genera. Jesucristo nos vino a decir que no es así, que la verdad sobre Dios es que nos ama entrañablemente y que precisamente por eso lo envió, para mostrarnos el verdadero rostro de Dios. La gracia y la verdad nos han venido por Jesucristo.

Hoy en la primera lectura, escuchábamos esta afirmación: ¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva, pregona la salvación, que dice a Sión tu Dios es rey! Qué es lo que le falta a este mundo de hoy, a nuestra sociedad. Le faltan estos mensajeros que porten la buena noticia, que lleven el mensaje traído por Jesucristo. Hablar de esta gracia y verdad que nos ha revelado la persona de Jesús. Quiénes podrán ser estos mensajeros sino nosotros mismos, los que vamos conociendo a Dios, pero, traemos una terrible inercia de pensar que nuestra relación con Dios es un asunto privado, que no debemos de comunicar a nadie, que yo vivo con Dios, que me relaciono con Dios. Eso hermanos es la teología protestante.

La teología católica, dice que para crecer en nuestra fe necesitamos transmitir a los demás, compartir con los otros mi experiencia de Dios. Es aquí donde está la clave para entender la renovación que el Papa Francisco quiere de la Iglesia, quiere de esta nuestra Iglesia, la Iglesia de Jesucristo. Hemos hecho un camino por muchos decenios de tiempo atrás en donde por circunstancias de ideologías, de la historia concreta de nuestro país, hemos hecho de la fe un asunto privado. Hoy necesitamos porque el pueblo lo está buscando, en vez de que encuentren dioses que son ídolos y satisfactores de un ansia; que les demos el conocimiento del verdadero Dios por quien se vive; para conocer el verdadero rostro de Dios. Cobremos pues conciencia en esta celebración de la navidad, de la importancia que es transmitir nuestra experiencia a los demás. Cada quien en su entorno, empezando por la misma familia, transmitiéndolo en nuestros círculos de amistad, entrando en los círculos de relación eclesial, en donde estemos; no nos quedemos con nuestro denario (como dice esa parábola) escondido en la tierra. Seamos como aquel que recibió cinco, aquel que recibió diez denarios que los convirtió en otros tantos. Así crece nuestra fe y así ayudamos a los demás a descubrir el verdadero rostro de Dios, Jesucristo Camino, Verdad y Vida. Que así sea.