Homilía en el Pontificio Colegio Mexicano, Roma
Estamos celebrando la víspera del Sagrado Corazón pero también la fiesta del Perpetuo Socorro en el querido Colegio Mexicano, agradezco al equipo coordinador, al padre Victor al y al padre Zamarripa que están aquí presentes, y también agradezco a mi familia, tengo una familia grande, somos once hermanos, son seis hombres y cinco mujeres, y hoy me acompañan mis cinco hermanas, mis hermanos hoy no vinieron, a ellos les todo en otros viajes con mi familia y quiero darle las gracias también a las personas que han venido de la Arquidiócesis de Tlalnepantla, a amistades que han venido con mucho cariño, y a mis hermanos obispos, hubiera querido también estar el Sr. Obispo Juan Manuel Mancilla, el día de la entrega del palio, igual antes de salir Mons. Victor René se sintió un poco mal, están Monseñor Chavolla Obispo de Toluca, así es que viene un equipo fuerte para acompañarme.
Y que alegría venir al Colegio Mexicano, uno siente mucho cariño, una gran alegría por haber estado aquí tres años como decía el Padre Victor hace treinta y tres años que llegué y hace treinta años que me fui. Recuerdo a un padre jovencito, el padre Tarciano Reyes, un gran amigo con el que llegamos juntos, de la Arquidiócesis de Tulancingo, el tenia solo unos días de haber sido ordenado sacerdote, y convivimos aquí tres años, muy contentos, fue un tiempo de mucha fraternidad sacerdotal donde uno tiene experiencia de conocer a muchas personas de distintos países del mundo, donde uno toca con la mano la universalidad de la Iglesia, y ciertamente nos deja una huella muy profunda en nuestro corazón.
Quiero darle las gracias a los padres que están aquí, me imagino que algunos ya salieron, algunos tal vez aun tienen exámenes y les deseo que lo pasen, que puedan ya después de estar en su examen salir adelante y puedan servir mejor. Ciertamente estar en Colegio Mexicano es algo muy hermoso en la vida de los sacerdotes, o de su gran mayoría, yo siempre digo que el Colegio Mexicano a la gran mayoría nos ha hecho mucho bien, nos deja una huella profunda en el corazón, y uno tiene amigos en toda la república mexicana.
Cuando yo estuve en esos tres años, ahora ya es otro tipo, pero cuando estuve fuimos campeones de futbol en el torneo de universidades y colegios y me tocó ser el capitán de este equipo y por eso desde hace cuatro años no venia a Roma, desde el palio anterior, no sabía que iba a recibir otro palio tan pronto, pero quiero decirles que llevo casi cien días, mañana cumplo cien días de haber llegado a la Arquidiócesis de Tlalnepantla, una Arquidiócesis que ha tenido una renovación pastoral, que va trabajando mucho en la linea de una Iglesia misionera, una Iglesia en salida y que a mi me toca seguir potenciando con los procesos que se van llevando, una Arquidiócesis que en seis municipios tiene casi tres millones de habitantes.
Ayer que me saludaba el Papa me decía que le daba trabajo decir el nombre de Tlalnepantla, y ya le dije que iba mejorando, que mejor le dijera “Tlalne”, pero creo que venir a recoger el Palio es la oportunidad de venir a renovar nuestro compromiso con la Iglesia, ayer una niña de las que andaba en el Tour me preguntaba ¿qué era el palio? Y le dije “mañana vas a misa y te digo”, y aunque ustedes ya también lo saben es bueno recordarlo, el Palio es un ornamento que usan los arzobispos metropolitanos que tiene forma circular y que cargo sobre los hombros y de la cual penden en el pecho y la espalda dos tiras rectangulares, todo de lana blanca con cinco cruces de color negro y rojo y adornado con tres clavos que recuerdan los clavos de la pasión, es así como lo conocemos, y ha tenido algunas modificaciones, se confecciona con lana de corderitos bendecidos por el Papa en la fiesta de Santa Inés el 21 de enero en una capilla de Palacio Apostólico, el emblema de Santa Inés es un cordero por la similitud de su nombre en latín Agnes con la palabra cordero en latín Agnus, en esa ocasión le presentan al Papa dos corderos, uno con flores blancas, simbolizando la virginidad de Santa Inés y otro con flores rojas simbolizando su martirio. Luego los corderos son llevados a la Basílica de Santa Inés done está sepultada la santa, son criados por los padres trapenses de la Abadía de las tres fuentes. Los palios son confeccionados posteriormente por las Monjas Benedectinas de Santa Cecilia con la lana recién esquilada, luego se colocan en un cofre sobre la tumba de San Pedro en la Basílica Vaticana y en la fiesta de San Pedro y San Pablo son bendecidos y entregados solemnemente por el Papa a los nuevos arzobispos nombrados durante el año. Lo más importante para mi es el significado del Palio, pues significa unidad, comunión, que vincula a los pastores de las Iglesias particulares con el sucesor de Pedro, ahora el Papa Francisco, el Palio también es un llamado a los sacerdotes y los fieles de las distintas diócesis a consolidar cada vez más una autentica comunión con sus pastores y entre todos lo miembros de la Iglesia, con todo ello se quiere significar el valor y sentido como una expresión de comunión eclesial con los arzobispos metropolitanos hacia el Papa y de los Arzobispos metropolitanos con los obispos de sus diócesis sufraganeas.
En la estructura como ustedes saben las diócesis se agrupan en provincias eclesiásticas al frente de las cuales se encuentra como servicio el arzobispo metropolitano.
Las cruces rojas han mantenido el significado de las llagas del Señor y los tres alfileres se identifican con los clavos de la crucifixión del Señor, entonces el palio adquiere un sentido cristológico representando a al Buen Pastor. Hoy en día tenemos los dos elementos juntos, el cristológico y el eclesiológico, el palio es de lana para significar la oveja perdida y las cruces y los alfileres para significar que el buen pastor da la vida por sus ovejas.
Ahora que he llegado a Tlalnepantla siempre me ha gustado mucho el cuadro de Jesús el Buen Pastor que carga sobre sus hombros a la oveja, a esa oveja que va a buscarlo, por eso yo creo que es muy importante que en esa fiesta que celebraremos de San Pedro y San Pablo tomemos mayor conciencia de nuestra identidad como cristianos, como seguidores de Jesús.
Y también me llama mucho la atención el celebrar la fiesta del Perpetuo Socorro, el ícono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso, muy cerca de la Basílica de Santa Maria la Mayor aquí en Roma, el icono de la Virgen pintada sobre madera de 21 por 17 pulgadas muestra a María con el niño Jesús, el niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura pasión mientras sujeta a su madre fuertemente con las dos manos y ella lo sostiene en sus brazos, el cuadro recuerda la maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte. San Juan Pablo II en su autobiografía, Don y misterio, al referirse a los orígenes de su vocación sacerdotal afirma “no puedo olvidar la trayectoria mariana, la veneración a la Madre de Dios en su forma tradicional me viene de la familia y de la parroquia, recuerdo en mi Iglesia parroquial una capilla lateral dedicada a la Madre del Perpetuo Socorro a la cual por la mañana, antes del comienzo de las clases, acudían los estudiantes del Instituto”
A nuestra Señora del Socorro, hoy le pedimos que socorra a nuestro país, que siga socorriendo a nuestro querido Colegio Mexicano, que sintamos siempre ese socorro que nos da todos los días nuestra Madre Santísima.
Y que hermoso que estemos también celebrando la víspera del sagrado corazón que mejor pedirle en esta celebración que tengamos un corazón a imagen de Jesucristo Buen Pastor. Ustedes padres, que algunos regresan a México, otros regresaran después, que sigan formándose para que sean esos buenos pastores como nos dice el Papa Francisco, con olor a oveja que nunca pierdan la sensibilidad de ir entregando su vida para ir construyendo su reino.
Y finalmente que esta fiesta de la entrega del palio que desde 2015 el Papa ya tuvo esa modalidad de que se entregue aquí en Roma pero en la provincia eclesiástica se imponga pues que también Dios bendiga a cada una de las diócesis de nuestra Provincia, que bendiga a sus pastores y que sigamos caminando cada día como lo quiere Jesucristo Nuestro Señor.
Así sea.
+Mons. José Antonio Fernández Hurtado
Arzobispo de Tlalnepantla