Homilía
Domingo XV del Tiempo Ordinario
¿Cómo va nuestro compromiso con el Señor? Es una pregunta muy interesante a partir de la Palabra de Dios
Muy queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús hoy se nos presenta en el Evangelio la parábola del Buen Samaritano, muy conocida para cada una de nosotros, y una parábolas es un género literario, donde lo más importante está al final, después de este dialogo con el doctor de la ley, Jesús le dice ve y haz lo mismo “el buen samaritano”.
Cuando escuchamos nosotros la Palabra de Dios a veces hay el peligro de sentirnos espectadores como de algo que ya pasó hace mucho tiempo, y siempre el Evangelio, la Palabra de Dios es actual, de tal manera que tenemos que retratarnos, ¿a quién nos parecemos hoy en el evangelio; al doctor de la ley que es un especialista, nos parecemos al sacerdote que pasó por ahí, al levita, al samaritano? Ciertamente cada día vamos comprendiendo como Iglesia y como cristianos que la fe debe llevar a un compromiso, de nada sirve, como popularmente se dice, solo darse golpes de pecho y no comprometerse con el necesitado.
Veamos en la como este doctor de la ley le quiere solo poner una prueba a Jesús y le dice: “¿qué debo hacer para ganar la vida eterna?”, y entonces comienza el dialogo, el especialista, el doctor de la ley conoce bien el pentateuco, los primeros libros de la biblia en donde se habla del amor a Dios y al prójimo; Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con todas tus fuerzas y a tu prójimo como a ti mismo, y le dice Jesús excelente tu respuesta, pero él para justificarse le pregunta ¿y quién es mi prójimo? Y es donde nosotros tenemos que ver cómo va nuestra actitud con nuestro prójimo, el prójimo en la cultura judía eran los de la misma raza, los de la misma comunidad o familia, y un extranjero no se consideraba prójimo, entonces Jesús de una manera magistral pone esta parábola donde hay un hombre herido y pasa el sacerdote lo ve, nota que el hombre está en dificultades y sigue, tal vez por ir de prima o tener otro compromiso, y lo mismo hace el religioso.
Pero después pasa el Samaritano, que era un extranjero, y él se detiene, ve al que está herido, lo auxilia y luego lo lleva para que lo atiendan, y todavía le dice a la persona que lo recibe, después vendré para ver cómo está y te voy a pagar lo que sea necesario. Jesús le dice al doctor de la ley; ¿quién se portó como prójimo? El último, el samaritano, vete entonces y haz tú lo mismo.
Esa es la enseñanza de hoy queridos hermanos, en la primera lectura escuchamos que lo que nos pide Dios en los mandamientos no es algo imposible, sino algo posible, pero hay veces que nosotros por la sociedad en la que vivimos nos vamos volviendo indiferentes, y uno de los problemas más fuertes es el individualismo, no nos interesa lo de los demás, y no necesitamos ir lejos, en nuestro propio hogar, en nuestra propia familia hay quienes nos necesitan y a veces no nos portamos como prójimos.
El buen samaritano en el fondo es Jesucristo Nuestro Señor, el es el buen samaritano, porque siempre se compadece de aquellos que sufren, a veces una palabra que podamos llevar a un enfermo, una visita al hospital, algún acto puede tener repercusiones muy importantes que no nos volvamos indiferentes y que hoy podamos ser el buen samaritano que se compadece de los demás como lo hace Jesús, y que el Espíritu Santo nos de la fuerza para comprometernos como discípulos misioneros de Jesucristo.
Así sea.