"Rueguen al dueño de la cosecha que envíe obreros a su mies, dice el Señor"
Muy queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesus a todos los saludo con afecto, a los seminaristas, a los maestros, maestras y a todo el personal administrativo, académico, a mis hermanos diáconos y sacerdotes.
“La cosecha es mucha y los obreros son pocos, rueguen al dueño de la cosecha que envíe obreros a su mies, dice el Señor”, estas palabras las dijo Jesus cuando vio una multitud y como Buen Pastor se compadeció porque estaban extraviados, estaban confundidos, como ovejas y pastor en nuestros días pasa lo mismo.
A cinco meses de haber llegado a estas benditas tierras, donde voy conociendo la realidad social, la realidad religiosa, en los seis municipios que conforman la Arquidiócesis de Tlalnepantla, donde hay cerca de tres millones de personas, donde tenemos aproximadamente 300 sacerdotes y también un buen numero de sacerdotes grandes que han dado su vida aquí en la Arquidiócesis, en esta Iglesia en particular, vemos que necesitamos intensificar la oración, rogar al dueño de las mies que envíe obreros.
Necesitamos cada día más agentes de pastoral necesitamos laicos y laicas que lleven el Evangelio, necesitamos religiosas, necesitamos religiosos, pero también necesitamos sacerdotes y volteamos nuestra mirada hacia el Seminario y el Seminario es un lugar de esperanza para nuestra Iglesia, es un lugar de esperanza y también decimos que el Seminario es el corazón de la Diócesis.
Yo me preguntaba ¿si será cierto? Sí es cierto pero ¿afectiva y efectivamente si es el corazón? yo creo que necesitamos seguir invitando a nuestros laicos en las parroquias, invitar a los sacerdotes para que realmente sea el corazón, para mí también lo es.
Decían que es la primera vez que vengo, aunque después vendré más veces y sobre todo empezaré en este mes de septiembre a dialogar con el grupo del curso introductorio, con los que están en discernimiento también voy a platicar, con los que están en la etapa del discipulado y con los que están en la etapa de configuración; seguramente que este encuentro, este dialogo va a ser que el Seminario esté más en mi corazón y que realmente pueda yo estar apoyando, animando al equipo formador y a los seminaristas.
Les comparto también la experiencia que tuvimos ayer en nuestro presbiterio, después de haber escuchado en las distintas zonas ha salido el tema del Seminario y eso es muy bueno porque se ve la importancia que tiene un Seminario y se han ido planificando algunas reuniones en nuestro presbiterio para que vaya llegando al corazón y yo tengo mucha confianza en que así será, pues el día de ayer fue un inicio donde el padre Alejandro Valdés hizo una exposición de esas lineas de la RATIO FUNDAMENTALIS INSTITUTIONIS SACERDOTALIS, para que este documento tan rico se conozca en el presbiterio y después analicemos qué es lo que se está viviendo aquí en nuestro Seminario, esas distintas etapas para llegar al sacerdocio para que en una siguiente reunión podamos, también, proponer el dialogo y veamos cómo podemos acercarnos y enriquecer nuestro Seminario.
Si al sacerdote le llega el tema del Seminario al corazón, seguramente que lo va a promover en sus parroquias porque la parroquia es el lugar de aterrizaje, es donde ahí se va a la gente, pues va a ir todavía queriendo ir mas al Seminario.
El seminario es querido por nuestras gentes por nuestras parroquias pero nosotros ahora queremos que esto vaya caminando todavía de una manera más rica, por eso yo tengo la confianza de que nuestro seminario tiene que ir también creciendo en cantidad de seminaristas pero también en calidad porque se va a ir implementando todo lo que la Iglesia nos está pidiendo y partiendo de la realidad que estamos viviendo.
Por eso queridos hermanos yo hoy he venido para celebrar lo más grande que tenemos que es la Eucaristía, para iniciar este nuevo curso con la fuerza del Espíritu Santo y alentarlos a ustedes y a toda esta comunidad educativa que los protagonistas siempre son los seminaristas.
Ahorita que el padre Arturo decía cuántos profesores hay, decía casi 52 y son 52 alumnos, qué importante son los alumnos ¿verdad?. Cuánta gente van a tener pero además, atrás, todavía hay mucha más gente en nuestras parroquias, en nuestras comunidades. Así es, yo vengo a alentar a nuestros seminaristas en primer lugar que son los protagonistas, les decía, para que puedan, el primer día, poner lo mejor de ustedes que pongan atención a las cuatro dimensiones que se llevan en el Seminario: la dimensión humana, la dimensión espiritual, la dimensión académica y la dimensión pastoral.
Ustedes vayan creciendo para que el que llegue a ser sacerdote sea un sacerdote según el corazón de Cristo, el Buen Pastor, para que el que vaya descubriendo su camino sea un cristiano comprometido que sea luz del mundo y sal de la tierra, así es que a eso ustedes están invitados, no se les olvide.
A mí siempre me ayudó un frase que dice “la cosecha de mañana depende de la siembra de hoy” es decir tenemos que sembrar todos los días para tener una buena cosecha; también quiero invitar a los maestros que vienen con tanta generosidad por amor a nuestro Seminario, para colaborar en la formación de estos jóvenes; vamos a pedir por los padres de familia también, que son muy importantes para que este año se vaya dando todo en conjunción armónica para que vayamos acompañando a estos jóvenes en su vocación sacerdotal.
Quiero pedirle al Espíritu Santo que nos acompañe, seguramente nos acompaña pero que nosotros nos dejemos acompañar para que sea un año extraordinario.
Tengamos presente la presencia de la patrona, Nuestra Señora de los Remedios en sus 500 años de que esta imagen llegó a estas tierras, que todos sintamos el abrazo de nuestra madre santísima y que iniciemos este año con mucha alegría y mucho entusiasmo.
+ José Antonio Fernández Hurtado
Arzobispo de Tlalnepantla