HOMILÍA EN EL DÍA DE LA CANDELARIA

December 31, 1969


HOMILÍA EN EL DÍA DE LA CANDELARIA

 

"Que esta fiesta sea un día luminoso, un día de luces, para que alumbre nuestra vida y el camino de los demás"

Muy queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús, hoy que celebramos esta solemnidad de la Presentación del Señor, quisiera yo partir de la realidad, ¿qué significa para ustedes esta fiesta? Sin duda que si hiciera yo una encuesta encontraría que para mucha gente solamente es una tradición el traer al Niño Dios, traer velas, pero realmente ¿cuál es el significado profundo de esta solemnidad? Que nos ayude a nosotros a ser mejores cristianos. Muchas veces al decir “2 de febrero”, ¿qué es lo primero que piensan? Tamales, y es cuando se lleva a cabo esa tradición de la rosca, que al que saca el niño le toca llevar los tamales; son tradiciones populares, tradición a la que le llamamos la fiesta de la candelaria.


La Candelaria es una fiesta que lleva más de 1500 años, más de 15 siglos que se celebra esta solemnidad, pero yo creo que hoy tenemos que entender cuál es el significado profundo, y ustedes también tienen que transmitírselo a los demás, a sus familiares, amigos, a los que se encuentren. Es una fiesta donde recordamos cómo la Virgen María y el señor San José llevan al templo de Jerusalén al Niño Dios, de 40 días de nacido. Acabamos de vivir la Navidad y ya han pasado 40 días, y celebramos la Presentación del Señor, del Niño Dios en el templo.


Quiero decirles que San José y María, la Virgen María y San José, eran muy respetuosos de la ley, y la ley de Moisés decía que se debía llevar al primogénito a presentar al templo, y era también la purificación de la mamá; la Purificación de la Virgen María y la Presentación del Niño Dios, de consagrarlo a Dios, de ofrecerlo a Dios. Tenían que llevar una ofrenda, como ellos eran pobres tenían que llevar dos pichones o dos tórtolas, era una ofrenda. Pero lo emocionante es que en el templo de Jerusalén había dos personas, eran dos personas mayores, podemos decir “ancianos”, uno se llamaba Simeón y la otra Ana; a ellos les tocó presenciar este acontecimiento.


Se nos dice cómo Simeón había tenido esa visión de que no moriría antes de ver al Redentor del universo. Entonces entran María y José, y en ese momento Simeón detecta que el niño al que llevan es el Mesías, y por eso dice estas palabras: “Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, porque mis ojos han visto al salvador del mundo”. Pero después vienen unas palabras muy fuertes, que dice Simeón a María, que una espada va a atravesar su corazón, que se refiere a que a María le va a tocar ver a su hijo crucificado, y es una expresión para decir: “una lanza va a atravesar tu corazón”. Pero quedémonos nosotros ahorita con la emoción con que Simeón levantó al Niño Dios de 40 días y le habla al padre con estas palabras: “Este niño va a ser luz para todo el mundo”. De ahí viene el significado de esta fiesta, de que ustedes traigan luz, traigan velas, para que estas velas se enciendan, se enciendan de Jesús, y puedan alumbrar el camino de los demás.


También vemos nosotros que ahí se encuentra Ana, y Ana daba gracias a Dios y hablaba del Niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel. Ella también captó que el niño que estaba ahí era Dios, y hablaba a todos de las maravillas y también de que era el que había venido a liberar al pueblo de Israel. Ahí tenemos nosotros la iluminación, tenemos la fiesta que celebramos, que está tomada de Jesús, por eso tiene un significado cristológico, porque Cristo está ahí presente, y un sentido mariológico, porque María está asociada al Misterio de la salvación.


Yo quisiera ir a la práctica, a lo concreto; si ustedes han traído al Niño Dios a que se bendiga hoy es para que Él sea el centro de sus vidas, para que nos acompañe a todos nosotros, para que sea el Camino, la Verdad y la Vida; y las velas para que sea Luz. Si se fijan ustedes, en los tres sacramentos de la iniciación para la vida cristiana utilizamos velas. Cuando nos llevaron a Bautizar, nuestros papás y padrinos llevaron la vela, y esa vela significa Cristo, luz del mundo; cuando hicimos la Primera comunión también utilizamos una vela, para decir: tenemos que seguir a Jesús, luz del mundo; y cuando nos Confirmaron también encendimos una vela. ¿Qué quiere decir? Que debemos tomar la luz de Cristo y alumbrar a los demás.


Vivimos un tiempo de tinieblas, hay la violencia, el narcotráfico, la liberación, muchas familias se están rompiendo, y entonces ahí es precisamente donde nosotros tenemos que ser luz para los demás. Cuando estamos en una oscuridad no podemos ver, y ahí el ejemplo de que nos caigamos, pero cuando alguien enciende una vela empezamos a ver el camino, y el Camino es Jesús.


Así es que esta fiesta de la Presentación del Señor es decirle al Niño Dios que esté con nosotros; y que la fiesta de la Candelaria, que son las candelas, las velas, es que seamos luz para los demás, luz con nuestra comprensión, luz con nuestra solidaridad, luz con nuestra fraternidad, luz con este deseo de acompañar a Jesús con nuestra vida.


Que esta fiesta sea un día luminoso, un día de luces, para que alumbre nuestra vida y el camino de los demás. Así sea.

 

+ José Antonio Fernández Hurtado
Arzobispo de Tlalnepantla