HOMILÍA EN EL V DOMINGO DE CUARESMA

December 31, 1969


HOMILÍA EN EL V DOMINGO DE CUARESMA

 

«En estos momentos difíciles tenemos que unir nuestra oración para pedirle a Dios que nos libre de este mal, pero también ayudar a aquellos que más lo necesitan»

Muy queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús, hace dos días el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro, refiriéndose a la humandad, nos decías: «Nos encontramos asustados y perdidos porque nos ha sorprendido una tormenta inesperada y furiosa, pero nos hemos dado cuenta de que vamos en el mismo barco y que todos tenemos que remar, tenemos que consolarnos unos a otros, interesarnos por los demás». 

Creo que estas palabras nos abren la conciencia para pensar en el momento que estamos viviendo, sobre todo en un mundo individualista, en un mundo consumista, donde muchas veces nos preocupamos por nosotros mismos y nos olvidamos de los demás nos, olvidamos de Dios y de su proyecto, ese proyecto maravilloso que nos lo vino a comunicar su Hijo Jesucristo diciéndonos que todos somos hermanos y que tenemos un Padre que nos ama.

Sin duda que estos momentos que estamos viviendo en nuestro mundo nos hacen reflexionar y pensar que sí vamos en el mismo barco y que tenemos qué tener presente en nuestra vida a Dios y lo que nos va diciendo a través de su Palabra, a través de los acontecimientos de los signos de los tiempos, y que tenemos que modificar también nuestra manera de pensar, de relacionarnos, de vivir en familia.

En estos momentos difíciles tenemos que unir nuestra oración para pedirle a Dios que nos libre de este mal, pero también tenemos que ayudar a aquellos que más lo necesitan. Sabemos que toda esta realidad tiene, aparte de la salud, consecuencias económicas. Hay mucha gente que vive con muchas dificultades, como se dice, que vive al día; como esa señora que vende tamales; o el señor grande que es empacador voluntario y está en tiendas esperando la propina del que lleva su producto; o la persona que vive a dos casas de la nuestra que vive sola y que necesita un apoyo. Estamos invitados a remar juntos porque estamos en el mismo barco. 

Precisamente hoy en este quinto domingo de Cuaresma tenemos este Evangelio donde Jesucristo es la resurrección y la vida. Como se nos ha dicho en algún domingo pasado, Él es la resurrección y la vida y hoy resucita a Lázaro. Qué milagro tan grande, qué milagro tan portentoso. 

Hoy vemos nosotros la imagen de Jesucristo verdaderamente humano y verdaderamente Dios. Jesús tenía una familia amiga, la familia de Betania, formada por Lázaro María y Marta. Cuando Él estaba cansado, después de andar recorriendo muchos lugares anunciando los secretos del Reino, llegaba con esta familia para reparar fuerzas, para cultivar la amistad. 

Sabemos que vamos en este camino de Cuaresma y el próximo domingo será domingo de Ramos, donde viviremos nosotros los misterios de nuestra salvación, la pasión muerte y resurrección del Señor. Poco antes de vivir esta semana crucial, Jesús realiza este milagro y después de unos días, cómo escuchamos en el Evangelio, va a Betania. Algo impresionante es que Jesús llora al ver al amigo muerto, se manifiesta como verdaderamente humano, pero después lo resucita.

Hoy nosotros, queridos hermanos y hermanas, estamos invitados a vivir con fe, a saber que nuestra vida es un caminar, pero este camino nos conduce a la casa del Padre. En esta vida de caminar estamos invitados a pasar haciendo el bien a nuestros hermanos, por eso quiero invitarlos a todos, con todas las indicaciones qus nos han dado en estos días las autoridades civiles para cuidar la salud, a que estemos siempre unidos a Dios, que podemos convivir como familia, sabiendo que Jesucristo es la resurrección y la vida.

Que la Virgen de los Remedios, presente en estas tierras desde hace 500 años, también nos ampare, nos proteja y nos haga vivir como verdaderos hermanos. Así sea.

 

 

+ José Antonio Fernández Hurtado

Arzobispo de Tlalnepantla