HOMILÍA EN EL XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

December 31, 1969


HOMILÍA EN EL XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 

«La cosecha es mucha y los obreros son pocos. Rueguen al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos»

 

Queridos hermanos, hermanas, amigos, amigas en Cristo Jesús, hoy en este XI Domingo del Tiempo Ordinario y en los tres domingos siguientes se nos hablará del envío de Jesús, del envío misionero, por eso hoy escuchamos en el Evangelio los nombres de sus amigos, de sus discípulos, a quienes envió. Podemos nosotros iniciar esta conversación familiar viendo la escena del Evangelio, la imagen de cómo había una multitud, había mucha gente, y Jesús observaba a la multitud y veía que estaban desorientados, descarriados, como ovejas sin pastor. Siempre me llama la atención esa actitud de compasión de Jesús, no es indiferente ante lo que está viendo, gente con hambre, hambre de la Palabra de Dios, gente que no encuentra sentido a su vida.

Nosotros podemos ver que eso sucedió hace más de 20 siglos, pero podemos reflexionar en este tiempo de pandemia que hemos estado viviendo, ya casi 3 meses, cómo vemos nosotros a nuestro pueblo, cómo vemos a nuestra gente; vamos a encontrar también similitudes, porque hay mucha gente que tiene hambre, gente que está enferma, gente que vive sola, gente que tiene necesidad de ser escuchada, gente con estrés; y vemos que son XXI siglos de distancia. Ante esta situación, Jesús envía a sus amigos, a sus discípulos, y ¿a qué los envía? A comunicar la Buena Noticia de salvación, los milagros, que van acompañados de las palabras, a platicar acerca del Reino de Dios. No sé que sentirían los discípulos cuando los envía y les da ese poder para expulsar a los demonios, para hacer milagros, para curar a los enfermos y, sobre todo, para hablar de un Dios que nos ama y que quiere que vivamos en la solidaridad y en la fraternidad.

Hoy se vive también con mucho aislamiento, con individualismo, y también hoy nosotros somos enviados, somos enviados a comunicar la Buena Noticia de salvación. Esta frase, este versículo donde dice «La cosecha es mucha y los obreros son pocos. Rueguen al dueño de la mies que envié obreros», muchas veces se ha utilizado solamente para pedir por las vocaciones sacerdotales, porque es cierto que necesitamos muchos sacerdotes, religiosos y religiosas que lleven la Buena Noticia de salvación a los demás, pero cuando habla Jesús de esto podemos preguntarnos ¿a quién envía el Señor Jesús para comunicar la Buena Noticia de salvación? Podemos responder que a todos los bautizados, a todos nosotros nos invita a que vayamos hablando de esta solidaridad y fraternidad, para ir construyendo el Reino de Dios.

La Palabra de Dios siempre sigue siendo actual, y en esta situación que estamos viviendo se nos invita al compromiso, ese compromiso del que aquí en nuestra Arquidiócesis de Tlalnepantla hemos hablado mucho de ir creando esas Redes de Solidaridad y Comunión, precisamente para ayudar a los que viven solos y que necesitan un mensaje a través de las redes, o llevar una despensa a aquel que necesita comer, o a través de alguien que necesita una ayuda espiritual o psicológica, eso es lo concreto, ese es el compromiso al que estamos llamados. Creo que habido una gran respuesta, que no la podemos medir, a mí me llama mucho la atención la participación de los adolescentes, de los jóvenes que se han ido involucrando en este compromiso misionero.

Por eso, cada uno de nosotros no debemos estar en la pasividad, desde nuestra casa o desde el lugar donde nos encontremos podemos comprometernos con Jesús en la solidaridad y en la fraternidad, hay muchas maneras, pero la importante es que vayamos ganando en vivir el Evangelio, y vivir el Evangelio es vivir en la solidaridad, en la comunión y en la fraternidad. Que el Espíritu Santo nos acompañe, nos dé los dones para ser valientes discípulos misioneros de Jesucristo, y también seguimos pidiendo que nos acompañe Nuestra Madre, la Virgen de los Remedios. Así sea.

 

+ José Antonio Fernández Hurtado

Arzobispo de Tlalnepantla