HOMILÍA EN EL II DOMINGO DE ADVIENTO

December 05, 2021


HOMILÍA EN EL II DOMINGO DE ADVIENTO

 

«La mejor manera para encontrar a Jesús, en el futuro y en el presente, es el amor»

 

Muy queridos hermanos, hermanas, en Cristo Jesús:

Saludo a todos y a cada uno de ustedes aquí en nuestra Catedral de Corpus Christi y de manera muy especial hoy saludo a las Catequistas Misioneras de los Pobres y a las catequistas que hoy reciben su diploma como un reconocimiento de los estudios que han tenido; y también saludo a mi familia, a mis hermanas, y a la querida gente de la diócesis de Tula, que hoy ha venido con motivo de mi cumpleaños, para estar conmigo un rato y para compartir la amistad y el don de la vida; y también saludo a los que están siguiendo esta celebración a través de las plataformas digitales en nuestra Arquidiócesis, de algunos lugares de nuestra República Mexicana y también del extranjero; a todos les deseo paz y bien.

Seguimos caminando nosotros en este tiempo de Adviento, que sabemos que el Adviento es un tiempo de recordar la venida de Jesús y que también requiere de una preparación. El tiempo de Adviento es un tiempo de conversión, de arrepentimiento, y sabemos que hay guías que nos van conduciendo para recibir al Niño Dios como se merece, en especial el profeta Isaías, hoy tenemos a Juan el Bautista y estos días que vienen tendremos a la Virgen María, el 8 de diciembre celebramos la Inmaculada Concepción y el 12 de diciembre a la Virgen de Guadalupe.

Adviento nos habla, como veíamos hace ocho días, de un pasado, Cristo vino a la Tierra; nos habla de un futuro, Cristo vendrá por segunda vez; pero también Cristo viene todos los días, nos habla de un presente. Encontramos hoy en este pasado del Cristo histórico, del Niño Dios, de la Palabra hecha carne, tanto en la primera lectura, del profeta Baruc, como en el Evangelio de San Lucas, se nos habla de la venida de Jesús. De hecho, todo el Antiguo Testamento viene en esa perspectiva, en esa línea, de la espera del Mesías.

Sabemos que con Juan el Bautista propiamente termina el Antiguo Testamento y con Jesús se abre el Nuevo Testamento, y cómo Juan el Bautista, la palabra favorita de él es la conversión, el arrepentimiento. Primeramente el Evangelio nos situa en el tiempo histórico, se nos habla de cómo en ese tiempo el emperador era Tiberio, el gobernador era Pilato y el virrey de Galilea era Herodes, ese tiempo cuando Jesús estuvo en la Tierra, y Juan el Bautista se va al desierto. Algunos tal vez hemos tenido la experiencia de caminar en el desierto, y el desierto es un lugar de soledad, es un lugar donde uno se siente muy pequeño, donde no hay nada, y entonces hay un encuentro con Dios, y Juan el Bautista, antes de salir a predicar la conversión y el arrepentimiento, se va al desierto y se va para encontrarse con Dios. Hay veces que buscamos a Dios fuera, pero tenemos que buscarlo desde dentro, desde dentro para después salir a los demás. Cuando Juan el Bautista, con aquella personalidad fuerte, que al pan le decía pan y al vino vino, salió a predicar y decía: «Arrepiéntanse y crean en el Evangelio –crean en Jesús–, el Reino de Dios está cerca». Era precisamente a pocos días de que Jesús ya saliera a su ministerio pastoral, saliera a predicar los secretos del Reino de Dios, a predicar la salvación a todos.

Esa es la venida histórica de Jesús, pero lo triste es que vino a los suyos y los suyos no lo recibieron, ordinariamente los que abrieron su corazón eran los pobres, eran los sencillos, eran los necesitados, eran los pastores, eran aquellos que no tenían muchas cosas que los distrajeran. Por eso en este tiempo hay el peligro que nos distraoigan tantos ruidos, tantas luces, tanta fiesta, es un tiempo muy hermoso, porque es de convivencia familiar, pero no se nos debe olvidar que estamos todavía en tiempo de pandemia y que tenemos que seguir los protocolos, que tenemos que seguir cuidándonos, encontrándonos con nuestros seres queridos, pero que el ruido no distraiga para el encuentro con el Niño Dios. Por eso esa segunda vela nos recuerda que nos vamos acercando a la Navidad y nos invita a preguntarnos cómo vamos preparando nuestro corazón. Juan el Bautista dice: «Arrepiéntanse, revisen su vida y reciban al Señor como el quiere».

Por otro lado, hoy en la segunda lectura, de San Pablo a los filipenses, nos habla de que primeramente él anima a la comunidad de filipos, porque Pablo, después de evangelizar en una comunidad y estar un tiempo con ellos, regresaba y animaba a la comunidad, y hoy les dice una cosa muy importante, él habla de la segunda venida de Cristo, habla del presente y del futuro, «la mejor manera para encontrar a Jesús, en el futuro y en el presente, es el amor», esa es la mejor manera, y el amor manifestado en el servicio, en la generosidad, en ayudar al que menos tiene, en consolar al que está triste, todo eso que nosotros vamos escuchando en el Evangelio.

Pues que cada uno de nostros vayamos haciendo ese camino hermoso de Adviento, pero el Adviento es preparación para la venida del Salvador. Que el Espíritu Santo nos dé los dones que necesitamos y nosotros, que participamos en esta celebración y tenemos el encuentro con Jesús, seamos misioneros y misioneras para llevar el mensaje de salvación a los demás, no olvidando que tenemos que empezar por la propia casa, por la propia familia, llevando este mensaje de que Dios nos ama, y que la mejor manera de demostrar ese amor a Dios es amando a nuestros hermanos. Así sea.

 

+ José Antonio Fernández Hurtado
Arzobispo de Tlalnepantla